22 de febrero de 2021

Nuevo estudio: El aislamiento social y la soledad afectan la función cerebral

 

  

 U24

ESTRATEGIAS PARA AFRONTARLOS

Nuevo estudio: el aislamiento social y la soledad afectan la función cerebral

La pandemia de COVID-19 trajo aparejada numerosos cambios en la vida cotidiana de las personas a nivel mundial. Según un estudio reciente del MIT, el aislamiento prolongado y la soledad afectaron nuestra salud psicológica y neurológica. Además, consejos básicos para ayudar a alivianar los efectos de la restringida vida social.

Por URGENTE24

Soledad: cómo afrontarla.

En marzo de 2020, millones de argentinos fueron puestos en cuarentena para prevenir la propagación del COVID-19. Once meses después, nos enfrentamos además a otro problema, provocado por el aislamiento social. Si bien la cuarentena y el distanciamiento social han sido necesarios para evitar que el virus se propague, los efectos adversos para la salud pueden generar sentimientos de soledad, lo que puede afectar profundamente nuestra salud mental y nuestro bienestar.

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el aislamiento social no solo aumenta el riesgo de trastornos psiquiátricos, sino que puede aumentar la vulnerabilidad a la demencia hasta en un 50 por ciento. Además, la soledad debida al aislamiento social puede afectar la salud física y provocar una disminución de la función inmunológica, trastornos del sueño, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, accidente cerebrovascular, trastornos metabólicos y es un factor de riesgo de mortalidad en las poblaciones de mayor edad.

A medida que comenzamos a obtener una comprensión más profunda de cómo el aislamiento social prolongado y la soledad afectan nuestra salud psicológica y neurológica, un nuevo estudio de neuroimagen publicado en Nature Neuroscience y Nature Communications agregó nuevos conocimientos sobre este asunto.

La autora principal de la investigación, la Dra. Livia Tomova, del Departamento de Ciencias Cerebrales y Cognitivas del MIT, y sus colegas, estudiaron el efecto del aislamiento social en el cerebro en un grupo de 40 adultos sanos y socialmente conectados. (de 18 a 40 años). El objetivo era ver si podían crear una experiencia de aislamiento social inducida experimentalmente para determinar qué regiones del cerebro están involucradas en impulsar la necesidad de interacción social.

Se pidió a los participantes que pasaran 10 horas socialmente aislados en una habitación sin medios o individuos con quienes interactuar. Los mismos participantes también se sometieron a 10 horas de ayuno alimenticio. Cada participante tuvo imágenes de resonancia magnética funcional al inicio del estudio, después de la tarea (10 horas de aislamiento social o 10 horas de ayuno) y después de una señal (señal social, señal de comida, señal neutral).

Descubrieron que un período agudo de aislamiento social seguido de una señal para desencadenar la conexión social (es decir, una imagen de personas involucradas en su actividad social favorita) resultó en una mayor actividad de las neuronas dopaminérgicas del mesencéfalo, que están involucradas en los antojos y la recompensa. Esta fue la misma región que se activó para los antojos de alimentos. Esta región no se activó cuando estaba involucrada una señal neutral.

El hallazgo novedoso de este estudio es que privar a una necesidad social evoca una firma neuronal de deseo social en una región similar (sustancia negra / área tegmental ventral) que responde a las señales de comida cuando se tiene hambre. Por lo tanto, las personas que se ven obligadas a estar socialmente aisladas anhelan las interacciones sociales de la misma manera que una persona hambrienta ansía la comida.

Estrategias para afrontar la soledad y fortalecer el compromiso social

La conexión social es una necesidad psicológica fundamental, esencial para nuestra salud y bienestar. El necesario distanciamiento social de la pandemia nos ha dejado a muchos de nosotros sintiéndonos solos y aislados y buscando formas de adaptarnos y ser más resilientes durante este tiempo.

1. Haga ejercicio vía Zoom

El ejercicio tiene enormes beneficios para la salud física y psicológica al reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. Participar en clases de Zoom lo conecta con una comunidad que puede ayudar a aliviar los síntomas asociados con la depresión.

2. Lea y participe de clubes de lectura

Los libros enriquecen nuestro sentido del mundo, despiertan la imaginación y conducen a nuevas ideas e inspiraciones creativas. La lectura ayuda a mejorar la empatía y la capacidad de comprender a los demás. Los clubes de lectura en línea pueden ayudar a fomentar un sentido de comunidad y vínculos con personas con intereses similares.

3. Conéctese con la naturaleza

La neurociencia cognitiva demuestra que el entorno en el que pasamos el tiempo puede aumentar o reducir nuestro estrés, lo que afecta nuestra salud y bienestar en general. Se ha demostrado que la naturaleza amortigua el efecto de la baja conexión social. La adición de una planta o flores simples en una habitación puede provocar una recuperación más rápida del estrés.

4. Estudie idiomas online

Aprender un nuevo idioma puede conectarte con otras culturas. Esto ayuda a promover las habilidades de pensamiento, la agilidad mental y la construcción de la reserva cognitiva (es decir, la capacidad de recuperación de la neuropatología en el cerebro). También mejora la autoestima y el comportamiento social.


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