Relatos de cuarentena
Soy Mario Partnoy, de 81 años de edad, hace 55 años que convivo con mi
esposa, tenemos dos hijos Santiago e Ivana ,hace 25 años que vivimos en Bs.As. Antes
vivíamos en Bahía Blanca, soy de una familia de longevos, mis padres
fallecieron a los 83 y 85 años, cuando la expectativa de vida era de 70 años. Y
tengo a en la actualidad dos hermanos de 92 y 90 años. Puede que les sorprenda
la presentación, sin embargo, es importante conocer el perfil con quien estamos
interactuando porque nos está contando una historia.
Mi relato tiene dos capítulos, ambos son reales, y responden a sucesos
que se mezclan, los he separado, porque se trata de vivencias muy diferentes.
Capítulo 1)
En la vida atravesamos situaciones que son muy difíciles de explicar, sin
embargo, debemos detenernos en la búsqueda de una respuesta, aunque más no sea,
que nos dé algo de tranquilidad. Hago esta introducción con la intención de
crear el clima. Pues bien. Aquí vamos; Fuimos sorprendidos en nuestra buena fé,
para hacerla más simple, nos hicieron el cuento del tío. Nos despojaron de los
ahorros de toda la vida de nuestra hija y nuestros. Para que esto ocurriera,
utilizaron mi teléfono celular y el de línea simultáneamente. Hoy nos
preguntamos con mi esposa. Porque ambos estuvimos involucrados: como nos
introdujeron en el laberinto, nos
despojaron de nuestros mecanismos de defensa, dejamos de ser sujetos para
convertirnos en objetos de una manipulación terrible, recorrimos caminos a la
deriva para que los delincuentes cumplieran con su cometido. No reaccionamos. Me
vienen a la memoria películas de grandes robos a bancos, los delincuentes en su
planificación, ubicaban en primer lugar a las cámaras de seguridad para
anularlas, porque ellas serían las que delatarían su accionar. Haciendo una
analogía, a nosotros nos cortaron los cables de nuestras cámaras de seguridad,
nos inhibieron todo mecanismo de defensa, nos dejaron sin el ropaje necesario
para encarar nuestra defensa. Cuando se me cayo la ficha, y tomé conciencia de
la gravedad de lo ocurrido, porque nuestra hija nos llamó para saber cómo
estábamos, entré en una crisis tremenda que me acompañó por varios días. Hago
este relato, no para victimizarme, sino todo lo contrario, verbalizar este
hecho tan desgraciado es el único camino que me llevará a la sanación, debo
despojarme de los fantasmas que me visitaban en mis noches de insomnio
haciéndome responsable de lo ocurrido. Hoy miro hacia adelante como único
mecanismo de superación. Puede que este relato le sirva a quienes han
atravesado por una situación similar y encuentren una explicación a lo
sucedido, si lo logro, me sentiré halagado, porque intenté demostrar cuan
vulnerables somos los seres humanos.
Capítulo II
El Coronavirus nos encontró desarmados. Nunca habíamos atravesado por una
situación de tanta gravedad. A las apuradas, tuvimos que proveernos de las
herramientas que no hicieran más liviana la pesada carga. Las herramientas no
eran seguras y eso nos generaba inseguridad, incertidumbre, y lo que es más
grave aún, las dudas superaban a las certezas, eso nos hacía transitar por un
camino estrecho de cornisa de una sola dirección, la ladera de la montaña y el
precipicio eran nuestra única visión. Nos tuvimos que ir acostumbrando
lentamente a una nueva realidad. Nuestros hábitos cotidianos cambiaron, lo
primero que perdimos por el encierro fue el contacto personal con nuestro
entorno. La pérdida del contacto personal cara a cara. El aislamiento, es un
trago muy difícil de digerir, superamos medianamente esta primera etapa con el
apoyo incondicional de nuestros seres queridos. Comenzamos haciendo camino,
todo cambio genera zozobra. Somos soldados combatientes, libramos infinitas
batallas, algunas ganadas otras perdidas, sin embargo, el espíritu libertario
fue decisivo para no quedarnos anclados.
Somos unos privilegiados. Oh, les puede sorprender esta afirmación. Sin
embargo, el haber aprendido el manejo de los medios electrónicos hizo más
liviano el tránsito de esta etapa. Generalmente, los padres somos los que
tratamos de guiar a nuestros hijos, en este caso, referido a Internet, él
proceso fue inverso, nuestros hijos se
convirtieron en nuestros guías. Nos alentaron, nos motivaron y nos hicieron
adentrar en el mundo fantástico de las redes. Humildemente nosotros también
pusimos un granito de arena para que esta mezcla se consolide. El NO PUEDO o NO
ME INTERESA debemos desterrarlo de nuestro vocabulario, porque nos conducen al
aislamiento, perdemos la posibilidad de acceder a un mundo lleno de distintos
matices. Es un arco iris el de la comunicación y debemos aprovecharlo porque
eso nos hará crecer. Como simples artesanos utilizamos las redes como vínculo
con el mundo exterior. Hacemos las compras en forma virtual (farmacia,
alimentos y varios). Nuestra pre-paga (Hospital Italiano) ha generado un sistema
de consultas virtuales, a través del mismo interactúanos con nuestros médicos para hacer los distintos
controles. Espero que la consulta virtual no se mantenga en el tiempo
finalizada la epidemia porque constituye un fuerte agravio a la relación médico
paciente. El zoom nos ha permitido participar de distintos talleres y
conferencias dictadas por la Universidad Maimonides, (Mg.Sofía Aptekman) Amia
Cultura, Comunidad Bet Hilel, Amigos de la Universidad de Tel Aviv en la Argentina, Kehila Dr, Herzl (Lomas de
Zamora), Amigos por Israel, Clases de Pilates, Ciclo” Al cinema” edición Bellas
Artes (Rosario), Cidicsef etc.-etc. Durante la cuarentena indefinida festejamos
por zoom el cumple de nuestro hijo Santiago y Alicia, mi esposa, cumplió 80
jóvenes años, cantamos que los cumplas feliz y brindamos. Compartimos con
nuestros hijos las señales de Netflix, Prime Video ,Flow. Quiero dejar bien en
claro que no estoy haciendo una versión marketinera de las distintas
plataformas, lo que pretendo decir es que son alternativas que me sirvieron
para que el encierro fuera más llevadero, Si se van a mantener en el tiempo una
vez superada la epidemia no lo sé, lo que sí sé es que su utilización deberá
ser producto del ejercicio de nuestro libre albedrío y no una imposición de las
circunstancias.
El relato precedente no puede ser un patrón para evaluar y sacar
conclusiones de cómo pasan los viejos el encierro, muchos regular y hasta
muchos mal. Recibimos el bombardeo diario de los comunicadores que ponen el
mismo énfasis en señalar el precio del dólar y el riesgo país con la cantidad
de muertos o infectados del día, eso hace más insoportable la situación. Las
balas están picando cerca somos vulnerables. Sin embargo, debemos tener una
mirada esperanzadora, la vacuna y una terapia aparecerán en el breve plazo. A
no bajar los brazos, porque la bailanta será larga.
Mario Partnoy (e-mail partnoy@gmail.com)
CABA Agosto 28 de 2020
No hay comentarios.:
Publicar un comentario