31 de agosto de 2020

Testimonios

 

 

Relatos de cuarentena

 

Soy Mario Partnoy, de 81 años de edad, hace 55 años que convivo con mi esposa, tenemos dos hijos Santiago e Ivana ,hace 25 años que vivimos en Bs.As. Antes vivíamos en Bahía Blanca, soy de una familia de longevos, mis padres fallecieron a los 83 y 85 años, cuando la expectativa de vida era de 70 años. Y tengo a en la actualidad dos hermanos de 92 y 90 años. Puede que les sorprenda la presentación, sin embargo, es importante conocer el perfil con quien estamos interactuando porque nos está contando una historia.

Mi relato tiene dos capítulos, ambos son reales, y responden a sucesos que se mezclan, los he separado, porque se trata de vivencias  muy diferentes.

Capítulo  1)

En la vida atravesamos situaciones que son muy difíciles de explicar, sin embargo, debemos detenernos en la búsqueda de una respuesta, aunque más no sea, que nos dé algo de tranquilidad. Hago esta introducción con la intención de crear el clima. Pues bien. Aquí vamos; Fuimos sorprendidos en nuestra buena fé, para hacerla más simple, nos hicieron el cuento del tío. Nos despojaron de los ahorros de toda la vida de nuestra hija y nuestros. Para que esto ocurriera, utilizaron mi teléfono celular y el de línea simultáneamente. Hoy nos preguntamos con mi esposa. Porque ambos estuvimos involucrados: como nos introdujeron  en el laberinto, nos despojaron de nuestros mecanismos de defensa, dejamos de ser sujetos para convertirnos en objetos de una manipulación terrible, recorrimos caminos a la deriva para que los delincuentes cumplieran con su cometido. No reaccionamos. Me vienen a la memoria películas de grandes robos a bancos, los delincuentes en su planificación, ubicaban en primer lugar a las cámaras de seguridad para anularlas, porque ellas serían las que delatarían su accionar. Haciendo una analogía, a nosotros nos cortaron los cables de nuestras cámaras de seguridad, nos inhibieron todo mecanismo de defensa, nos dejaron sin el ropaje necesario para encarar nuestra defensa. Cuando se me cayo la ficha, y tomé conciencia de la gravedad de lo ocurrido, porque nuestra hija nos llamó para saber cómo estábamos, entré en una crisis tremenda que me acompañó por varios días. Hago este relato, no para victimizarme, sino todo lo contrario, verbalizar este hecho tan desgraciado es el único camino que me llevará a la sanación, debo despojarme de los fantasmas que me visitaban en mis noches de insomnio haciéndome responsable de lo ocurrido. Hoy miro hacia adelante como único mecanismo de superación. Puede que este relato le sirva a quienes han atravesado por una situación similar y encuentren una explicación a lo sucedido, si lo logro, me sentiré halagado, porque intenté demostrar cuan vulnerables somos los seres humanos.

Capítulo II

El Coronavirus nos encontró desarmados. Nunca habíamos atravesado por una situación de tanta gravedad. A las apuradas, tuvimos que proveernos de las herramientas que no hicieran más liviana la pesada carga. Las herramientas no eran seguras y eso nos generaba inseguridad, incertidumbre, y lo que es más grave aún, las dudas superaban a las certezas, eso nos hacía transitar por un camino estrecho de cornisa de una sola dirección, la ladera de la montaña y el precipicio eran nuestra única visión. Nos tuvimos que ir acostumbrando lentamente a una nueva realidad. Nuestros hábitos cotidianos cambiaron, lo primero que perdimos por el encierro fue el contacto personal con nuestro entorno. La pérdida del contacto personal cara a cara. El aislamiento, es un trago muy difícil de digerir, superamos medianamente esta primera etapa con el apoyo incondicional de nuestros seres queridos. Comenzamos haciendo camino, todo cambio genera zozobra. Somos soldados combatientes, libramos infinitas batallas, algunas ganadas otras perdidas, sin embargo, el espíritu libertario fue decisivo para no quedarnos anclados.

Somos unos privilegiados. Oh, les puede sorprender esta afirmación. Sin embargo, el haber aprendido el manejo de los medios electrónicos hizo más liviano el tránsito de esta etapa. Generalmente, los padres somos los que tratamos de guiar a nuestros hijos, en este caso, referido a Internet, él proceso fue inverso,  nuestros hijos se convirtieron en nuestros guías. Nos alentaron, nos motivaron y nos hicieron adentrar en el mundo fantástico de las redes. Humildemente nosotros también pusimos un granito de arena para que esta mezcla se consolide. El NO PUEDO o NO ME INTERESA debemos desterrarlo de nuestro vocabulario, porque nos conducen al aislamiento, perdemos la posibilidad de acceder a un mundo lleno de distintos matices. Es un arco iris el de la comunicación y debemos aprovecharlo porque eso nos hará crecer. Como simples artesanos utilizamos las redes como vínculo con el mundo exterior. Hacemos las compras en forma virtual (farmacia, alimentos y varios). Nuestra pre-paga (Hospital Italiano) ha generado un sistema de consultas virtuales, a través del mismo interactúanos  con nuestros médicos para hacer los distintos controles. Espero que la consulta virtual no se mantenga en el tiempo finalizada la epidemia porque constituye un fuerte agravio a la relación médico paciente. El zoom nos ha permitido participar de distintos talleres y conferencias dictadas por la Universidad Maimonides, (Mg.Sofía Aptekman) Amia Cultura, Comunidad Bet Hilel, Amigos de la Universidad de Tel Aviv en la  Argentina, Kehila Dr, Herzl (Lomas de Zamora), Amigos por Israel, Clases de Pilates, Ciclo” Al cinema” edición Bellas Artes (Rosario), Cidicsef etc.-etc. Durante la cuarentena indefinida festejamos por zoom el cumple de nuestro hijo Santiago y Alicia, mi esposa, cumplió 80 jóvenes años, cantamos que los cumplas feliz y brindamos. Compartimos con nuestros hijos las señales de Netflix, Prime Video ,Flow. Quiero dejar bien en claro que no estoy haciendo una versión marketinera de las distintas plataformas, lo que pretendo decir es que son alternativas que me sirvieron para que el encierro fuera más llevadero, Si se van a mantener en el tiempo una vez superada la epidemia no lo sé, lo que sí sé es que su utilización deberá ser producto del ejercicio de nuestro libre albedrío y no una imposición de las circunstancias.

El relato precedente no puede ser un patrón para evaluar y sacar conclusiones de cómo pasan los viejos el encierro, muchos regular y hasta muchos mal. Recibimos el bombardeo diario de los comunicadores que ponen el mismo énfasis en señalar el precio del dólar y el riesgo país con la cantidad de muertos o infectados del día, eso hace más insoportable la situación. Las balas están picando cerca somos vulnerables. Sin embargo, debemos tener una mirada esperanzadora, la vacuna y una terapia aparecerán en el breve plazo. A no bajar los brazos, porque la bailanta será larga.

Mario Partnoy   (e-mail partnoy@gmail.com)

CABA  Agosto 28 de 2020

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