Psicólogo, músico,
escritor y compositor, Jorge Strada creó Papelnonos, un programa social
destinado a dar respuesta a la exclusión de las personas mayores, poniendo en
primer plano la vitalidad y dignidad de la vejez. Por Susana Rigoz.
26 de mayo de 2018
Jorge Strada creador
de Papelnonos. Foto: Rocío Fresno Navarro.
Jorge Strada nació en
Dolores, provincia de Buenos Aires hace 70 años. Es padre de dos hijos y abuelo
también por partida doble. El servicio militar obligatorio lo llevó a la ciudad
de Mar del Plata donde vive desde entonces. Trabajó toda su vida como docente
universitario y profesor de música. Le encanta escribir –es autor de alrededor
de 20 libros– y componer. Para ayudar a las personas mayores, ideó una
propuesta destinada a promover espacios de integración y creatividad que les
permitieran mejorar su calidad de vida
.
En 1989 realizó un
taller para adultos mayores de construcción de instrumentos musicales de papel
que dio origen a una Orquesta, cuyos doce integrantes leían música con
partituras. Esa primera agrupación fue el puntapié inicial de un programa
social, educativo y cultural orientado a promover un envejecimiento activo de
las personas con inclusión social.
De a poco, el grupo
comenzó a adquirir visibilidad. A lo largo de los 28 años que lleva de
funcionamiento este programa, se fue modificando el formato porque, como afirma
su fundador, "No nos gusta la propuesta de viejos que se presentan
estáticos, con cara de viejos. Nosotros apostamos a mostrar lo gestual, la
alegría" y para lograrlo hasta prescindieron de los atriles y sumaron
movimiento y coreografías a sus presentaciones.
De este modo nació la
Fundación y el Programa Papelnonos, cuya propuesta se desarrolla en cuatro
ejes: el teatro musical, la Biblioteca de Música "Astor Piazzolla",
el proyecto Humanizarte y Papelnonos cuenteros.
"Nosotros
queremos construir una nueva vejez. El ser humano vive cada vez más, sin
embargo, esa realidad no va de la mano de una mejor calidad de vida. Al
contrario, los adultos mayores son excluidos de la sociedad y de su propia
familia, sufren la soledad y carecen de expectativas, por eso se sienten
felices en la Fundación porque transforman la pasividad en proyectos, y eso los
vuelve protagonistas de sus propias vidas", afirma Jorge Strada. Y explica
que se trata de un programa del que puede participar todo el mundo – hay
personas discapacitadas, otras que no hablan el idioma, por ejemplo– porque lo
que los une es la música y la música derriba fronteras.
En la actualidad,
Papelnonos es una red de alcance nacional que en la actualidad supera las 60
agrupaciones a lo largo de todo el país, integradas por más de 4.500 personas
mayores, a las que se suman otras en México, Ecuador, Chile, Costa Rica,
Australia y España.
EL DIÁLOGO CON DEF
-¿Siempre se sintió interesado por la tercera edad?
-Sí, incluso algunos amigos me dicen que fui viejo desde chico. Lo que me
permitió este proyecto fue unir mis dos vocaciones: la psicología y la música
en un grupo etario que buscara un espacio donde disfrutar y, aun sin
experiencia alguna, sintiera que la música es inevitablemente buena. Yo había
trabajado mucho con chicos y me animaba a coordinar un proyecto con estas
características que, de funcionar, podía replicar. Sin embargo, jamás soñé la
dimensión que íbamos a alcanzar.
Jorge Strada: “La
música une y derriba fronteras”. Foto: Rocío Fresno Navarro.
-¿Qué es Papelnonos?
-Es una posibilidad para quieres apuesten a un lugar no asistencial que les
permita expresarse e interactuar; un espacio adonde ir en vez de quedarse
mirando televisión y combatir la soledad no buscada de los viejos. La propuesta
va de la mano de dos conceptos: alegría y crecimiento, en el sentido de crecer
en la curiosidad, en el deseo, en las ganas de vivir; diría que casi lo opuesto
a los sentimientos que en general se identifican con la vejez, etapa negada,
ignorada, difícil, durante la cual se sufre más de la cuenta. Nuestro programa
es de puertas abiertas y viene todo tipo de gente, desde aquellos que lo hacen
por contagio hasta quienes son enviados por sus psicólogos, psiquiatras o
neurólogos. También están aquellos que no se acercan por temor al ridículo,
como si creyeran que no hay lugar para la cultura y el juego en la vejez.
-¿Qué es un viejo?
-Una persona que tiene todas las edades, que lleva consigo la niñez, la
juventud, la adultez. Nosotros desde aquí tratamos de que pueda integrar todas
las etapas, porque solo a partir de ahí podemos hablar de un viejo y su
vinculación con la sabiduría. La edad no es garantía para ser sabio, pero si
uno integra las etapas, reflexiona en torno a ello y pone en práctica lo
aprendido, se acerca bastante. De eso se trata en cierta forma, aunque es
difícil de definir, porque hay tantas vejeces como viejos.
“Hay que ser
consciente de lo afortunado que es quien llega a viejo”.
-¿Cómo se integran las edades?
-A mi criterio se integran cuando una persona puede sacar de sí ciertos
aspectos como el juego ingenuo, la alegría, la esperanza, el proyecto de pensar
que el carretel de la vida no es un problema cuantitativo. Pareciera que un
viejo tiene menos carretel, pero ¿quién garantiza la vida y la muerte? Integrar
las edades para mí entonces es vivir el presente con entusiasmo, capitalizando
lo pasado de modo que sirva para comprender a los otros. Se trata de aceptarse,
de comprender que la vejez es producto de una construcción y no una esencia,
algo inmutable. Nos cuesta mucho que se comprenda este concepto que implica que
cada uno puede seguir construyéndose de una manera distinta hasta el último
día. Esto implica, entre otras cosas, tener esperanzas y futuro, dejar de
quejarse. Centrarse en las enfermedades, por ejemplo, es una regresión
narcisista porque implica estar ocupado solo en sí mismo, actitud que aleja a
las personas.
-¿Cuáles son los beneficios de ser viejo?
-El primero es ser consciente de lo afortunado que es quien llega a viejo. Hay
un material llamado "vida" en el que se estuvo inmerso, bien o mal, y
en el que se puede trabajar para sacar lo mejor. Saber que, si bien se pierden
muchas cosas, hay otras que se ganan como el hecho de poder elegir a
conciencia, de tomar decisiones inteligentes, de diferenciar lo importante de
lo secundario y no quedar prendido a aquello que hace daño. El viejo ya sabe de
qué se trata el poder y la ambición, ya tiene la experiencia de lo importante
que es la tolerancia, ya no debe exigirse ni dar examen ni demostrar nada al
otro. Cambia el foco de las cosas y la búsqueda está más relacionada al placer.
Todas estas potencialidades muchas veces no se desarrollan porque quedan
inmersas en la soledad, la queja y la tristeza asociada a las pérdidas, la
desvalorización y la ausencia de expectativas.
Un viejo es una
persona que tiene todas las edades, que lleva consigo la niñez, la juventud, la
adultez.
-¿Es especialmente difícil el tema de los vínculos en la
vejez?
-Para nosotros es importante, sin excluir la sexualidad y el amor, desarrollar
todas las alternativas vinculares que tienen que ver con el compañerismo, el
afecto y las nuevas relaciones. No es bueno quedarse con el rol de abuelo y de
hecho no llamamos de ese modo a nadie porque consideramos que es justamente un
rol. Los llamamos viejos en un contexto afectuoso. Incluso tenemos un lema:
"Un viejo con solo cambiar una letra puede pasar de ser solitario a
solidario". Y descubrimos la importancia de ello, porque cuando nuestros
viejos sienten que están dando algo, su tiempo por ejemplo para un jardín de
infantes, lo que recibe es maravilloso. Los chicos se quedan absortos
mirándolos y ellos se sienten felices.
– ¿Nos define la mirada de los otros?
-Absolutamente, y eso ocurre en cualquier edad. Acabo de terminar un libro
llamado Mis unos y mis otros, donde hablo de la importancia de saber que nunca
fuimos uno, porque los otros nos conforman y nos confirman. Si en la
adolescencia, por ejemplo, es muy fuerte que no nos miren, en la vejez es
fatal. Por eso nosotros tratamos de que el viejo sea mirado y de ser posible
admirado e intentamos mostrar que pueden hacer cosas interesantes. Como dije
antes, lo mejor que nos puede pasar es llegar a viejo. ¿Por qué no lo
celebramos entonces? En las anteriores etapas de la vida pareciera que la
muerte y la vejez son algo que les ocurre a los demás y, en general, se hace de
los viejos una retirada, como si no tuvieran nada que hacer ni ofrecer a la
vida. Los llevan a un geriátrico y, en el mejor de los casos, les buscan una
actividad para que no molesten. Desde Papelnonos tratamos de evitar que esto
sea así.
-Según su experiencia, al recuperar el entusiasmo y las
ganas, ¿cambia el rol del viejo dentro del núcleo familiar?
-Sí, vi infinidad de casos en los que pasaron de ser ignorados a ser
protagonistas de su espacio. Es una gran transformación, una recuperación del
vínculo, no desde la lástima sino desde la admiración. Y en este cambio hay
también responsabilidades compartidas, porque la alegría es un imán contagioso,
un atractivo para los demás. Así es nuestro programa y, como dicen actualmente,
se viralizó, pero es un virus de los buenos.
EL PODER DEL SONIDO
Los instrumentos son
construidos por los propios integrantes de Papelnonos
-La principal actividad que realizan es el teatro
musical. ¿De qué se trata este formato?
-Se trata de integrar recursos de distintas experiencias artísticas como
teatro, coreografía, danzas en un formato expresivo cuyo centro está en la
canción. Es decir, en lugar de hablar, hacemos presentaciones musicales en vivo
donde los viejos cantan, bailan, hacen coreografías y tocan instrumentos de
papel que ellos mismos construyen. En un comienzo tocábamos en vivo, pero eso
exigía ciertas habilidades que podían dejar afuera a quienes no la tuvieran y
lo cambiamos. Actualmente hacemos playback con la voz de los mismos actores o
de otras personas del grupo y la única exigencia es que sea creíble. Ahí está
el engaño del teatro musical. Nos reunimos todas las semanas para ensayar, y el
producto visible son sucesivos cuadros musicales que conforman una presentación
de alrededor de 45 minutos.
Play
-¿Quién es el autor de las canciones?
-Las canciones, aunque yo las escriba, son de todos. Y no se trata de falsa
modestia porque sin la interacción con los otros jamás hubiera hecho ninguna.
Le doy un ejemplo, un día vino a la Fundación un señor que había tenido varias
operaciones en el paladar y no podía hablar. Pensando en cómo integrarlo se me
ocurrió una canción a la que llamé Jugando con el tiempo, cuya escenificación
consta de una mujer y un hombre sentados frente a frente y una voz en off que
se pregunta qué es el tiempo. En ese momento, la mujer invita al hombre a
bailar, mientras aparece el grupo cantando que el tiempo es una danza y que las
almas inquietas se buscan para ponerse a bailar. Este señor de 81 años aceptó el
desafío de participar y, pese a que tenía un pésimo pronóstico médico, vivió 10
años más formando parte de la Fundación. Esta canción se transformó en una
especie de lema que fue tomado por todas las agrupaciones de Papelnonos.
-Papelnonos cuenta con una Biblioteca popular.
-Sí, es la biblioteca de música Astor Piazzolla, que fue fundada en 1992, el
mismo año de su muerte. Atendida por nuestros voluntarios, reúne 70 mil
partituras, en catálogo de papel que están a disposición de los usuarios. Un
desarrollo magnífico, único en el país, que nos llevó 28 años armar y que
donamos a la Municipalidad de Mar del Plata hace 15 años y, aunque la
aceptaron, nunca se hicieron presentes. Increíble, ¿no? Dado el desinterés
demostrado, después inauguramos una nueva biblioteca denominada Papelnonos que
brinda un servicio libre y gratuito de partituras que abarcan todos los géneros
musicales, además de libros y videos especializados en la materia.
Centrarse en las
enfermedades, por ejemplo, es una regresión narcisista porque implica estar
ocupado solo en sí mismo, actitud que aleja a las personas.
-¿En qué consiste el Proyecto Humanizarte?
-Se trata de un espacio educativo y cultural donde realizamos talleres o, mejor
dicho, encuentros. Un lugar donde apuntamos al crecimiento, a tomar conciencia
de que los viejos tienen cosas importantes que decir y deben hacerlo. Nos
basamos en tres ejes: el arte, la filosofía y la psicología, pero no como
contenido académico sino como saberes, tratamos temas de la vida cotidiana, hacemos
instrumentos de papel, teatro, aprendemos lenguaje musical y ejercitamos la
escritura, la expresión de nuestros pensamientos. Todo esto bajo la consigna de
que debemos divertirnos. Creo que la etimología de esta palabra nos representa:
"divertirse" es 'salirse del vértice' y nosotros nos salimos y
hacemos cosas que otros viejos no hacen.
-¿Cuál es la situación hoy?
-En la actualidad, armamos un equipo de jóvenes coordinadores y yo, que estoy
empezando a retirarme, me ocupo de asesorar para tratar de cometer la menor
cantidad de errores. Los años vividos se traducen en una larga experiencia y a
veces se hace pesado cargar con tanta historia. Una vez, por ejemplo, un grupo
fue al programa de televisión de Marcelo Tinelli donde después los utilizaron
para ridiculizar la vejez, algo que nos afectó mucho a todos. En otra ocasión
intentaron vincularnos a alguna organización partidaria, algo de lo que estamos
muy lejos porque de ningún modo nos interesa la ideología de quienes quieran
participar. Por eso insisto en que hay que ser cuidadoso porque un programa
como el nuestro puede venirse abajo con facilidad y tirar por la borda tanto
trabajo y prestigio.