12 de octubre de 2021

La pandemia empeoró la calidad de vida del 70 % de los adultos mayores

 

La pandemia empeoró la calidad de vida del 70% de los adultos mayores

Un estudio del Observatorio Humanitario de la Cruz Roja Argentina analizó el impacto físico y emocional del COVID-19. Los principales hallazgos
15 de Septiembre de 2021
Infobae

Los adultos mayores fueron los primeros en contraer el SARS-Cov-2, los primeros en enfermar gravemente cuando aún no sabíamos qué era el COVID-19, y los primeros en cumplir los aislamientos decretados por los gobiernos en el inicio de la pandemia. El coronavirus los atacó con virulencia, por eso fueron y son parte de los grupos de riesgo en las campañas de vacunación.

Según un estudio elaborado por el Observatorio Humanitario de Cruz Roja Argentina, la pandemia hizo estragos en los mayores: son el grupo que más tuvo que resignar contacto social presencial, aumentaron la ingesta de medicamentos y psicofármacos, y además, recibieron maltrato en lugares públicos sólo por hecho de tener más edad.

La investigación abarcó 1.787 personas mayores de 65 años, en 20 provincias de la Argentina, y formó parte de un programa integral a través del cual el Observatorio Humanitario de la Cruz Roja para detectar los efectos de la pandemia en diversos grupos sociales.

La Cruz Roja elaboró un Índice de Bienestar de Adultos Mayores (IBAM), en función del nivel de satisfacción individual en cinco áreas clave de la vida cotidiana: Alimentación; Afecto y Cariño; Salud; Economía; y Recreación. En la Argentina, el índice de Bienestar promedio resultó de 5,2 en una escala del 1 al 10, donde el 1 representa el nivel más bajo y el 10, el más alto. Este índice descendió a medida que aumentó la edad de los encuestados y fue menor en regiones urbanas densamente pobladas como el AMBA (4,9). Alejarse de las grandes ciudades, ser parte de una familia y tener hijos y/o nietos mejoró la percepción de bienestar.

“Existe una correlación entre el estado general de salud y el nivel socioeconómico: la salud es mejor evaluada entre los niveles medios y altos. A su vez, tener hijos y vivir fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) condicionan positivamente la salud de las personas encuestadas”, señaló Rodrigo Cuba, Subsecretario de Desarrollo Humano de Cruz Roja Argentina, y agregó: “El estudio no nos sorprendió, pero nos permitió detectar posibles áreas de acción”.

“Se muestra con claridad que muchos de los adultos mayores necesitan encontrar el modo de recuperar sus lazos sociales y sus salidas cotidianas en la medida de lo posible. Por supuesto, se debe reforzar el apoyo en aquellos que pertenecen a estratos sociales más bajos, con insatisfacción de sus necesidades básicas. También es necesario revisar el trato que muchas veces tenemos hacia ellos como sociedad, para ayudarlos a superar las dificultades de la pandemia ”, destacó Cuba.

Uno de los principales pilares del bienestar es el aspecto lúdico, la conexión con los cosas grandes o pequeñas que producen placer, según el estudio la recreación fue uno de los aspectos más impactados por la pandemia. Un 56% de los adultos mayores declararon que están poco o nada satisfecho con su situación. Mientras que un 72% de los encuestados solía encontrarse con amigos de manera presencial o virtual antes de la pandemia, este porcentaje bajó al 33% en la actualidad. Por otro lado, un 44% realiza menos actividad física que antes y también cayó el porcentaje de los que hacen actividades artísticas, de un 30% a un 12% en la actualidad.

El miedo al contagio, sumado a la ansiedad sobre el estado la salud de los familiares y la incertidumbre por las medidas sanitarias restrictivas generaron un fuerte impacto en la salud mental de los mayores. El informe reveló que la pandemia generó un mayor consumo de tranquilizantes, ansiolíticos y sedantes, la proporción subió de 28% a 37%.

La investigación reveló una situación a veces silenciada, el trato social que reciben los mayores: un 37% de los encuestados dijo haberse sentido maltratado durante los últimos años en al menos un lugar por ser adulto mayor. En especial, en oficinas públicas (23%) y en consultorios, hospitales o clínicas (19%).

El informe fue elaborado por la Cruz Roja Argentina, una asociación civil integrante del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, la red humanitaria más grande del mundo. Su misión es contribuir a mejorar la vida de las personas en situación de vulnerabilidad.

https://www.infobae.com/america/tendencias-america/2021/09/15/la-pandemia-empeoro-la-calidad-de-vida-del-70-de-los-adultos-mayores/

https://drive.google.com/file/d/1_bAQphOZm8Wuk0hpHGR1bSJ9TFgp-OXw/view

La cuarentena nos amigó con la tecnología

 

La cuarentena, el envión inesperado que los Baby Boomers aprovecharon para terminar de amigarse con la tecnología

Los adultos mayores están cada día más conectados a lo virtual, participan más y se disponen a realizar el esfuerzo de integrarse al mundo tecnológico. El efecto del aislamiento y las estadísticas del mapa senior de la Argentina

Por
Agustín Gallardo
19 de Septiembre de 2021
Infobae

“Cuenta tu edad por amigos, no por los años. Cuenta tu vida por sonrisas, no por lágrimas”, dijo una vez John Lennon. Si hay algo que la pandemia nos recordó es que la vida es una sucesión de momentos y que merecen ser vividos con el mayor grado de conciencia. Hasta el mundo del consumo tomó nota de esta cuestión y son varias las marcas que vienen virando sus campañas de marketing hacia el segmento de los mayores con un foco bien definido: vivir la experiencia.

No es novedad, los grupos etarios y sus características se van modificando con el paso del tiempo. En este proceso de cambio, la tecnología cruza a todas las generaciones e impacta de forma distinta: no es lo mismo un adolescente que consume juegos en red que un adulto mayor que sube una foto a su cuenta de Instagram. La idea de lo saludable o el aprendizaje de lo nuevo, ya es parte del manual lifestyle que los adultos mayores consultan sin temor y con una curiosidad propia de este tiempo.

La generación senior o Baby boomer comprende a aquellos adultos que están entre los 60 y los 75 años. Distintos estudios indican que los adultos mayores están cada día más conectados a lo virtual, son más dinámicos y participativos y están dispuestos a realizar el esfuerzo de integrarse al mundo tecnológico, sin dejar de lado los medios convencionales. De acuerdo con una encuesta realizada por Ipsos, publicada en la agencia Another, el 54% de los Baby Boomers en Argentina utilizan Facebook y el 20% incursionó en Instagram, mientras que 9 de cada 10 utilizan Whatsapp a diario.

La aceleración tecnológica en la que vivimos, sumado al cuidado de la salud a través de la permanencia en casa, ha provocado una serie de cambios respecto a cómo la gente interactúa con su entorno generacional y con las personas que están fuera de él. Las redes sociales y el uso de la tecnología para esta generación, van más allá de la simple convivencia: solucionan o previenen problemas de salud y mejoran su calidad de vida. De hecho, está comprobado, las redes sociales pueden tener la capacidad de potenciar la actividad mental de una persona mayor.

Aprender algo nuevo siempre es positivo. Por eso, manejar las redes, ayuda de forma notable a la actividad cerebral en este grupo etario. Según el relevamiento citado, cuando hablamos de los Baby Boomers en Argentina, nos estamos refiriendo a casi un 20% de la población actual del país, unos 7,6 millones de habitantes, de los cuales el 43,7% está jubilado, el 27% tiene un empleo no declarado, el 17% trabaja por su cuenta y un 11 % aún se mantiene en relación de dependencia.

“Esta población está caracterizada por la resiliencia y la adaptación a los constantes cambios tecnológicos. Son personas que nacieron y crecieron escuchando la radio, en su primera adultez se incorporó la televisión y ahora incorporan el uso de los smartphones, tablets y computadoras a su vida diaria. Están atravesados por los avances e incorporaciones de la tecnología en sus vidas diarias”, reflexionó Martina Dapena Garay, Country Managing Director en another Argentina, Paraguay & Uruguay.

Del estudio realizado por Ipsos, se desprende que los boomers durante la cuarentena del 2020 lograron derribar los mitos de la compra online y se animaron a incursionar a través de plataformas como Instagram, Whatsapp, tiendas virtuales y sitios como Mercado Libre. Esto sin dejar de lado los comercios tradicionales y del barrio.

Dada esta experiencia de cambio constante supieron adaptarse y han podido acortar distancias con sus seres queridos en los momentos más críticos del aislamiento reciente por la pandemia de coronavirus. Han encontrado en la tecnología un nuevo espacio para, no sólo acercarse a familiares y amigos, sino también utilizarlo para adquirir productos para la casa como electrodomésticos, bienes de cuidado personal y, tal como lo hizo un 42% de la población encuestada, planificar momentos de disfrute como los tan deseados y extrañados viajes.

Existe otra variable: el tiempo. Los seniors comienzan a tener mucho más momentos para ellos, porque los hijos se independizaron y, por ende, comienza a ser el momento para centrarse en ellos. La industria de belleza y cosmética fue una de las primeras en detectar la participación activa de los Baby Boomers y varias marcas se dirigen cada vez más a ellos, algo que también sucedió con la tecnología y el uso de los smartphones.

A su vez, otro sector fundamental para esta generación, es el turismo ya que aquellos que tienen la posibilidad eligen programar viajes al tener más tiempo y buscar calidad de vida.

Actitudes y sensaciones encontradas

Según un estudio de la consultora Trendsity, los adultos mayores tienen una doble sensación: por un lado están preocupados, se sienten tristes y más irritables que el resto de los grupos etarios y están en un punto más pesimistas. “Son el grupo que más cree que el mundo será peor que pre pandemia, que el trabajo y la productividad no se recuperarán fácilmente y que los empleos serán obsoletos y habrá que reconvertirse”, dice el informe.

Sin embargo, en lo que refiere a su mundo más cercano y de cuidado, se sienten más confiados y optimistas: son los que más acuerdan con la idea de que estaremos más atentos por la salud y nos cuidaremos más.

Sin dudas la pandemia los ha empujado a acercarse a la tecnología. “Pero con matices y algunas limitantes”, apunta Mariela Mociulsky, directora de Trendsity. “Los adultos mayores se alinean a otros segmentos en cuestiones más básicas: 1 de cada 3 realizan compras de alimentos de manera online, al menos una vez por mes y trabajan desde la casa en proporciones similares a los otros grupos etarios”, agrega la especialista.

Aunque quedan más relegados frente al resto en el uso de herramientas más complejas, como las apps de delivery (36% lo utilizan al menos una vez por mes vs 46% en total población). También usan las billeteras digitales (30% las utilizan al menos una vez por mes vs 50% total población)

8 de cada 10 mencionan que se han “amigado » con la tecnología gracias a la cuarentena. Consideran que internet es un servicio de necesidad (incluso más que el resto de los segmentos etarios (+ vs 74% total población) “Comenzaron a usar por primera vez plataformas tanto para compras, trámites bancarios, comunicarse con familiares por zoom, o para entretenimiento y cursos por streaming. Son los que más reconocen que necesitan mejorar su Conocimiento/ capacitación en el uso de dispositivos digitales (88%) Están muy interesados en cursos para desarrollar sus habilidades digitales”, reza el informe.

“A veces hay opiniones sesgadas en esta temática”, dice a Infobae Andrea Cassi, médica con 30 años de experiencia, Magister en Diabetes, especialista certificada en Medicina Interna y Especialista certificada en Geriatría. “Como país en vías de desarrollo y con una economía desastrosa, nuestros gerontes en su mayoría son presos de una alta vulnerabilidad social, y cuyo envejecimiento no escapa a fuertes determinantes económicos, sociales, físicos y personales, que son los determinantes que los llevara a tener un envejecimiento activo, exitoso o no”, explica Cassi, quien además es miembro activa con actividad academia en la Sociedad Argentina de Geronto geriatría (SAGG) y en la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).

Y sigue: “Si yo tomo 100 adultos mayores de 65 años hoy en día esa condición ideal de pacientes con una vejez activa y que les permitiría ser llamados abuelos digitales, será el 25%. Según que población de que medio de 100 gerontes analices”.

Para Casi, si uno atiende en otro medio socioeconómico, con acceso a muchas cosas y siempre y cuando no haya determinantes físicos, psíquicos y cognitivos como barreras, “es probable que te encuentres con adultos mayores que si tienen acceso a los medios para ser abuelos digitales, adhiriendo a la virtualidad”. La especialista agrega: “Pero en general son gerontes activos que saben de cajeros automáticos, muy autónomos e independiente, pero aun en ellos este escenario empeoro todo las circunstancias generales impactando mucho en el ánimo, en la motivación por aprender algo, desenvolverse dejando en evidencia mucha depresión desinterés y ansiedad”.

https://www.infobae.com/tendencias/2021/09/19/la-cuarentena-y-un-envion-inesperado-para-los-baby-boomers-como-los-adultos-mayores-terminaron-de-amigarse-con-la-tecnologia/

Como envejacer con gracia

 

Cómo envejecer con gracia

La columnista de salud personal, que acaba de cumplir 80 años, evalúa su vida y decide cómo vivirla mejor.
Por Jane E. Brody
15 de septiembre de 2021
The New York Times

El día después de mi cumpleaños número 80, que se desbordó de buenos deseos, sorpresas y celebraciones a prueba de covid, me desperté sintiéndome realizada y pensando que, pase lo que pase en adelante, estoy bien con ello. Mi vida ha sido gratificante, mi lista de deseos está vacía, mi familia es próspera, y si todo se acaba mañana, que así sea.

No es que anticipe hacer algo que acelere mi muerte. Seguiré haciendo ejercicio con regularidad, comiendo de forma saludable y esforzándome por minimizar el estrés. Pero también estoy haciendo un balance de los muchos rasgos comunes del envejecimiento y decidiendo qué debo reconsiderar.

He encontrado mucha inspiración y orientación en un nuevo libro, Stupid Things I Won’t Do When I Get Old, de Steven Petrow, escrito con Roseann Foley Henry. Petrow, que también es columnista, pero es casi dos décadas más joven que yo, empezó a pensar en el futuro tras observar los errores de sus padres al envejecer, como esperar demasiado tiempo para conseguir aparatos auditivos.

Yo hice un inventario similar de mi vida y empecé por arriba, con mi pelo. Llevaba décadas pintándomelo, cada vez más claro a medida que envejecía. Pero me di cuenta de que durante la pandemia, muchas personas (tanto hombres como mujeres de todas las edades) habían dejado de cubrirse las canas. Y se veían bien, a veces mejor que con el pelo teñido de oscuro por encima de una fachada arrugada. Hoy en día, yo también tengo canas y me encantan, ¡aunque ya no puedo culpar a mi perro de los pelos blancos en el sofá!

También he resistido la tentación común de cubrir otros problemas cosméticos. Ahora apenas me maquillo y mi traje habitual de verano sigue siendo el de pantalón corto y camiseta de tirantes. Malditas arrugas. Estoy orgullosa de tenerlas.

Pero me seguiré irritando con la mala gramática y corregiré el mal uso del lenguaje siempre que pueda.

Y me resistiré obstinadamente a modificar mis hábitos solo por evitar posibles tragedias que otros prevén. Paseo a mi perro por el bosque sobre rocas resbaladizas, raíces y troncos caídos para poder disfrutar de su intrépida energía y atletismo y mejorar mi propio equilibrio y confianza en mí misma. El médico que controla mi salud ósea termina cada consulta con una orden: “No te caigas”, y el traicionero paseo por el bosque forma parte de mi respuesta. Como subrayó Petrow, el miedo a las caídas “en realidad puede provocar más caídas”, ya que te hace estar indebidamente ansioso, vacilante y centrado en tus pies en lugar de en lo que tienes delante.

Mi cocina se construyó para una cocinera de metro y medio que, gracias a la escoliosis y mi encogimiento, es ahora varios centímetros más baja. Eso significa que a menudo trepo para alcanzar artículos que no puedo guardar en un estante más cercano. Pero siempre utilizo un taburete robusto, a diferencia de un amigo de 78 años que tontamente se subió a una silla (un gran no-no), se cayó y se lesionó la espalda.

Cuando le pregunté a una mujer de mi edad cómo se sentía, me dijo: “tengo problemas”, y yo le contesté: “todos tenemos problemas. El secreto para envejecer con éxito es reconocer los propios problemas y adaptarse a ellos”. Aprendo constantemente lo que puedo y lo que no puedo hacer y pido o pago ayuda cuando la necesito.

Tarde o temprano, todos debemos reconocer lo que ya no es posible y encontrar alternativas. Hace años, la mecánica del cuerpo me obligó a dejar el tenis y el patinaje sobre hielo, y ahora la extenuante jardinería. Sigo haciendo paseos de 16 kilómetros en bicicleta varias veces a la semana cuando hace buen tiempo, pero los viajes en bicicleta de dos semanas subiendo y bajando colinas ya son historia.

Una querida amiga de más de 90 años es mi modelo a seguir y me ayuda a tener los pies sobre la tierra. Cuando le pregunté si me acompañaría en un viaje al extranjero, me dijo: “Gracias, pero ya no estoy para el nivel de actividad que implica”.

Me prometí dejar de hablar con quien quiera escuchar sobre mis dolores, molestias y achaques, lo que Petrow llamó el “recital de órganos”. No proporciona alivio; de hecho, puede incluso empeorar el dolor. En lugar de infundir empatía, el “recital de órganos” probablemente aleje a la mayoría de la gente, especialmente a los jóvenes.

Y yo aprecio a mis amigos jóvenes que me mantienen joven de espíritu y centrada en cuestiones importantes para mis hijos y nietos y el mundo que heredarán. Ellos, a su vez, dicen que valoran la información y la sabiduría que puedo ofrecer.

También me esfuerzo por decir algo halagador o alegre a un desconocido cada día. Eso alegra la vida de ambos y me ayuda a centrarme en la belleza que me rodea. Pero mi consejo más valioso: vive cada día como si fuera el último, con un ojo puesto en el futuro por si no lo es, una lección que aprendí de adolescente cuando mi madre murió de cáncer a los 49 años. Su muerte me acostumbró a las pérdidas catastróficas, que manejo mejor que las pequeñas.

Lo más difícil en el futuro será manejar. Cuando tenía unos 70 años, mis hijos empezaron a pedirme que dejara de conducir simplemente por mi edad. No había tenido ningún accidente, ni siquiera casi accidentes, ni me habían puesto una multa por una infracción de tráfico. Aun así, me subieron el seguro de responsabilidad civil (OK, dije, si les hace sentir mejor). Y, para quitármelos de encima, dejé mi minivan de diez años y la sustituí por uno de los carros más seguros de la carretera, un Subaru Outback.

Al igual que muchos otros autos del mercado, el Subaru cuenta con varios accesorios de protección que compensan la disminución de los sentidos y la lentitud de reacción que acompañan al envejecimiento. Me avisa cuando se acerca un carro, una bicicleta o un peatón al salir de un estacionamiento. Se detiene en seco cuando algo aparece o se detiene repentinamente frente a mí. Si giro la cabeza para ver algo, parpadea “Mantenga la vista en la carretera”.

También estoy empezando a enfrentarme a otro problema agobiante especialmente común entre quienes han vivido mucho tiempo en un mismo lugar: el desorden. Tengo un miedo latente a “quedarme sin” cosas y por eso compro y guardo crónicamente más que suficiente de todo. Mi difunto marido decía que nuestra casa era un refugio antiaéreo que podía mantenernos durante un año. También soy terrible a la hora de deshacerme de objetos que algún día pueden ser útiles. Me dijo que le recordaba a una anciana que conocía que guardaba trozos de cuerdas “demasiado pequeños para usarlos”. Estoy tomando a pecho su consejo. Deséame suerte.

Jane Brody escribe la columna de salud Personal Health, un cargo que ha ocupado desde 1976. Ha escrito más de una decena de libros incluyendo los éxitos de ventas Jane Brody’s Nutrition Book y Jane Brody’s Good Food Book.

Adultos Mayores:Por que son las principales víctimas de los robos digitales

 

Adultos mayores: Por qué son las principales víctimas de los robos digitales

Las estafas bancarias y con tarjetas de crédito se incrementaron un 3.000% durante la pandemia. Reparos y advertencias.

Perfil
22.9.2021

Que la pandemia trajo cambios, no es una novedad. En pocos meses vimos como todas las compras y pagos se digitalizaban. Sea cual fuera la edad del cliente, algo se aprendió: a identificar un QR, a gestionar un permiso, hasta en experto de marketplaces.

Esta fuerte digitalización generó oportunidades, pero también desafíos. En este contexto también quedó bajo la lupa la enorme brecha existente en educación financiera y protección de datos personales. Y sin duda, la tercera edad fue uno de los segmentos que más sintió el impacto transformacional. En semanas el banco era una pantalla, y algunos se aprovecharon, lamentablemente.

Según datos de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI) el fraude y las estafas en cuentas bancarias, como el robo de claves de acceso a homebanking, o de datos de tarjetas de crédito, fue uno de los delitos que más creció el año pasado: pasó de 22 casos denunciados en 2019 a 641 en 2020, incrementándose en casi 3.000%.

Y sin contar que este organismo también relevó que los ataques cibernéticos a usuarios en el hogar fueron 20,5 millones de casos en solo 9 meses. El “cuento del tío” se volvió digital. Pero cómo se podría haber prevenido.

Ante el desconocimiento, muchos integrantes de la tercera edad compartieron los datos de sus tarjetas a desconocidos, confiando en quién les tiende ayuda. Para no molestar a sus familias, y como en muchos casos el acceso a la tecnología era sumamente limitado, muchos cayeron en la trampa de comprar en sitios fraudulentos, sin fijarse si existía una conexión segura o si era pública.

Últimamente los mismos bancos comenzaron campañas de información para ellos, pero muchas veces están viciadas de tecnicismos que desconocen. Así, seguimos con el problema frente a nuestras caras y sin una solución concreta que los ayude.

En muchos casos son personas de una época en la que la palabra era un contrato, que nunca se imaginaban que alguien pudiera venderles algo que no fuera exactamente lo que recibirían. Y, menos que menos, que les puede llegar un mensaje con el nombre de un conocido y que no sea él quién los está contactando. “Pero si esto me lo mando Fulanito”, escuchamos habitualmente tras un desfalco.

Si tratamos de explicarles lo que puede ser un phishing, perdimos su atención apenas abrimos el navegador y apareció el https. Y, así, las estafas continúan sucediéndose, ante la multiplicidad de identidades que los criminales logran adquirir.

Pero también, los jóvenes que recién inician su camino financiero pueden caer en estas trampas. Nadie está exento. Como en todos los casos, la información es poder. Y en este caso, resulta ser el factor decisivo para poder desarrollarse en sociedad.

* Por Pablo Lima, Sales Director South Cone, VU Security.

https://noticias.perfil.com/noticias/informacion-general/adultos-mayores-las-principales-victimas-de-los-robos-digitales.phtml