23 de julio de 2020

Es un momento estupendo para hablar de la muerte y la soledad

Pilar Sordo y la pandemia: “Es un momento estupendo para hablar de la muerte y la soledad” - Fotos: Gentileza Prensa Grupo Planeta
Pilar Sordo y la pandemia: “Es un momento estupendo para hablar de la muerte y la soledad” - Fotos: Gentileza Prensa Grupo Planeta
Pilar Sordo es una de las psicólogas más reconocidas y prestigiosas a nivel mundial: fue elegida una de las 100 mujeres líderes de Chile y, además, forma parte del cuadro de honor de las 21 personas más influyentes de ese país. Hace cuatro meses que no sale de su casa de Santiago -donde transita la cuarentena en soledad- aunque no deja de trabajar y ni estudiar, y hasta lanzó su nuevo libro, Un segundo de coraje: lo que se necesita para lograr paz interior y eliminar situaciones tóxicas.
En una entrevista con Infobae, contó cómo la cuarentena por la pandemia de COVID-19 puede transformarse en una gran oportunidad para tomar decisiones postergadas y hacer cambios importantes en la vida, aseguró que la pandemia es una buena oportunidad para amigarse con la idea de la muerte y no dejar conversaciones pendientes con los afectos, y advirtió: “La gente que va a salir fortalecida de este proceso es la que va a aprovechar esta pausa”.
-La pandemia de coronavirus, ¿implica un proceso de duelo y pone de relieve la fragilidad humana ante un enemigo invisible pero potencialmente mortal?
-Transitamos un duelo porque el 2020 que teníamos en nuestra cabeza no va a poder ser. Hubo que mata a un año para generar a otro en nuestra cabeza, que puede ser mejor que el que teníamos antes, pero que claramente es distinto. Esto va a producir un aprendizaje que puede ser un proceso de duelo, que se transita de esa forma y que, en la medida que se aprenda a vivir con esas decisiones, uno va a salir fortalecido.
No me gusta esta educación en el miedo, que se enfatiza y me tiene muy agotada. Todo el mundo asegura que vamos a terminar con estrés post traumático, que seguramente pase, pero también creo que va a haber un crecimiento, porque se van a potenciar muchas cosas positivas: prefiero centrarme en ellas.
-A veces nos creemos tan fuertes y, de repente, un virus microscópico mata a miles de personas en el mundo y nos tiene encerrados en casa. Esta vulnerabilidad que ahora sentimos ¿es porque la pandemia nos pone cara a cara con la muerte?
-Lo que pasa es que eso lo deberíamos tener siempre presente. A mí me parece curioso que el virus tenga una corona y que, como rey, nos haya mandado a nuestras casas. Es un momento estupendo para hablar de la muerte, la soledad, la enfermedad, los temas familiares incómodos... La pandemia nos coloca frente a la realidad misma del ser humano: todos nos vamos a morir y, en la medida que aprovechemos la vida, vamos a llegar con una mejor calidad a ese momento.
-¿Las personas serían más solidarias en cuidar al otro si esta enfermedad fuera tan grave a cualquier edad y tendrían más compasión por los adultos mayores, que son los que se llevan la peor parte?
-Hay gente que no entiende que los viejos son los sabios de la tribu y a quienes hay que escuchar. Si la enfermedad atacara fuertemente a los niños, seguramente se activarían muchos más miedos, algo que está en duda porque ahora se están empezando a contagiar más chicos y personas muy jóvenes. Entonces, el miedo podría activarse más, pero no se si cambiarían muchas conductas.
El miedo es un virus muy contagioso y, además, es un estupendo negocio. Da mucha rentabilidad y hay mucha gente que sale beneficiada. De hecho, los supermercados venden mucho más, porque como estamos en “modo supervivencia”, la gente siente que tiene que tener muchas más cosas en la casa para cubrirse.
-Estamos viviendo con muchas menos cosas de las que pensábamos que necesitábamos: ¿aprenderemos a desapegarnos un poco de lo material?
-A mí me ha pasado eso y espero que a todos les pase. Espero que, al menos una parte de la población, cambie su valoración del consumo y deje de “matarse” trabajando para comprar cosas. En algo debería moverse el sistema y el modelo económico.
-¿Qué va a encontrar el lector en su nuevo libro, “Un segundo de coraje: lo que se necesita para lograr paz interior y eliminar situaciones tóxicas”?
Es un libro muy particular, porque empezó siendo una cosa pero terminó siendo otra. Tenía ganas de responder las preguntas que la gente me hace desde hace 30 años, el tiempo que llevo en la profesión. Me tomé dos años para rescatar cuáles eran estos interrogantes. Cuando reuní los temas, me di cuenta que todos tenían un elemento en común: para poder ser solucionados había que desarrollar “Un segundo de coraje”.
Entonces, cambié el nombre del libro y empecé a trabajar en todos esos temas, con un recorrido que toma la relaciones de pareja y los vínculos tóxicos, las relaciones entre padres e hijos, temas de trabajo, los hijos que quieren o que no quieren irse de las casas de sus padres; los juicios, los prejuicios y los mandatos que alteran nuestros vínculos afectivos; cómo volver a tejer una red social mucho más cariñosa entre los seres humanos, para poder terminar con las crisis hispanas en relación a la petición de equidad o de justicia social. Pasar de lo individual a lo colectivo donde, en cada una de esas situaciones, se requiere ese segundo de coraje.
-¿Por qué nos cuesta tanto cambiar en todos los aspectos, como dejar un hábito dañino, una pareja tóxica, una dieta malsana, un trabajo que no nos gusta...?
-Porque el ser humano es naturalmente resistente al cambio: nos acostumbramos rápido a lo bueno y a lo malo. Como nos falta mucha exploración en el mundo interno -que es lo que esta pandemia nos está obligando a hacer- nos resistimos a mirarnos.
Cuando uno no se mira, no descubre los potenciales cambios. El 19 de julio a las 19 horas voy a dar una conferencia online sobre todo esto, se llama “Mujeres y hombres de hoy”, e incorporo todos los elementos de la pandemia.


-¿Qué cambios podríamos hacer en esta cuarentena tan larga?
-Todos lo que uno sienta y quiera hacer. Como bajó el volumen externo y hay más silencio afuera, hay más ruido en nuestro interior. Ese ruido de adentro tiene que ver con nuestras luces y sombras. En la medida que nos atrevamos a explorar, vamos a ir descubriendo un montón de preguntas que van a surgir y van a requerir respuestas que se traducirán en acciones, decisiones o planificaciones.
Todos los organismos mundiales definen lo que está pasando como una pausa. La gente que va a salir fortalecida de este proceso es la que va a aprovecharla. Eso implica la invitación a mirarse hacia adentro y va a requerir varios segundos de coraje en ese proceso: para terminar una relación de pareja o para decidirse a hacer gimnasia. Lo que sea.
-Ante una enfermedad tan dura y solitaria, que ni siquiera nos permite estar acompañados o morir tomados de la mano de un ser querido, ¿cómo nos preparamos para enterarnos de un diagnóstico positivo, para enfrentar solos un cuadro irreversible o, incluso, para perder a un ser querido sin despedirnos?
-A todos los que están sanos les digo que hablen de esto con sus familias. Yo llamé a mi padres en la segunda semana de la cuarentena y les pregunté si tenían algo pendiente conmigo, que si así era, me lo dijeran. Por mi parte, les dije que no tenía nada pendiente con ellos, que si tenían que ir a una clínica o si morían, yo no iba a poder estar. Les dije que esperaba que eso pasara con todo el amor que les entregué en la vida. Ellos me dijeron lo mismo, por lo tanto, yo no tengo un tema con eso.
Lo primero es que la gente que está sana haga lo que tiene que hacer: llamar a toda la gente que quiere para hacérselo saber, para que si a esa persona le sucede algo malo, no se vaya con ninguna sensación de deuda. Los que no lo hicieron y ya tienen la deuda, tienen que trabajar el duelo desde ese lugar, y asumir que con el resto de los vínculos pueden actuar de manera diferente. Creo que ese es el secreto de esta historia.
-Hay muchas personas aterradas en sus casas y con miedo de salir a la calle por temor a contagiarse, ¿cómo van a hacer para volver a la normalidad? ¿Es un efecto del “Síndrome de la cabaña”?
El miedo a salir es algo que ya está instalado en el mundo hispano. Eso está absolutamente chequeado. El miedo a salir está presente. Si se trata o no del “Síndrome de la cabaña” no lo vamos saber, porque esto tiene que ver con el fenómeno del acostumbramiento, que los seres humanos presentamos ante las distintas realidades.
Las mismas habilidades que usaste para entrar y para adaptarte a estar adentro de tu casa, son las que vas a tener que usar para poder salir. Esas habilidades son la capacidad de adaptación, la flexibilidad, la paciencia, la confianza, la conexión con el presente, la gratitud... Y desde ahí, hay que empezar a moverse.
Por supuesto que hay realidades que llegaron para quedarse, como el teletrabajo, el colegio en casa, las separaciones de pareja pero también muchos reencuentros, incluso de parejas divorciadas. Hay muchas cosas que se están moviendo y que van a moverse aún más. Mucha gente va a cambiar las decisiones en sus vidas.

-Las personas que no cumplen con las medidas preventivas o que no creen en este virus, ¿son negadoras de la gravedad de la situación o tienen un exceso de miedo que las lleva a actuar de un modo tan imprudente?
-Se llama “negación del miedo” y, cuando el miedo se niega, se transforma en omnipotencia. Cuando el miedo se niega, se buscan teorías. La estructura de la personalidad de estas personas es impaciente y, justamente, el impaciente siempre es desconfiado.
Esa misma desconfianza es la que les hace armar teorías, conspiraciones y espacios, que los hace atravesar a la norma como un fenómeno de negar la vulnerabilidad y, por lo tanto, la presunción de temor frente a lo que está pasando.
-¿Sacaremos algo positivo de esta pandemia?
-Siempre hablo de los tres tercios: hay un tercio que no necesitaba de esta pandemia, porque venía entendiendo que el consumo no es lo más importante, que estaba tomando decisiones relacionadas con su paz, que ya había conseguido amar el silencio, que se alimentaba de manera saludable, que cuidaba sus afectos... A esa gente, la pandemia le vino a decir que siga por ese camino.
Hay otro tercio que nunca va a entender nada: ni con pandemia, ni con la muerte de la abuela o de la madre. Esa gente es la que niega el miedo y lo transforma en omnipotencia, porque nunca aprendió que hay formas más elevadas de vibración que el miedo y la rabia. O, que tuvo la posibilidad de aprender, lo negó y lo transformó en omnipotencia.
El otro tercio, que es por el que yo trabajo hace 30 años, es el que está inquieto, se pregunta cosas y está viendo cómo puede aprovechar a este proceso como la oportunidad de su vida. Yo espero que ese tercio se mueva al tercio de mayor conciencia y que no baje al tercio del miedo.
-¿Por qué nos cuesta tanto estar en soledad dentro de casa?
-Yo llevo sola cuatro meses. Lo que da miedo es mirar para adentro. Hay gente que estaba totalmente centrada hacia afuera y, ahora que la pandemia lo para y lo obliga a mirar hacia adentro, no se conoce. La pandemia también te hace que desinfectes tu casa interior.
Hay gente que no sabe cómo descubrirse o mirarse. Además, los vínculos -sobre todo, en el mundo hispano- son de mucha dependencia, apego y carencia. Entonces, quien ahora no se puede conectar con esos vínculos de los que depende emocionalmente, se siente angustiado.
Cuando la persona aprende a estar bien consigo misma y disfruta de ese tiempo sola -porque es un proceso de crecimiento permanente en lo bueno y en lo malo que uno encuentra -la soledad se vuelve menos amenazante. La angustia va a ser directamente proporcional a la carencia afectiva que provoca depender de vínculos emocionales.
-¿Cómo toma esta situación a nivel personal y profesional?
-Decidí tomar esto como una oportunidad de crecimiento. Estoy estudiando más que cuando estaba en la facultad. Me levanto a las 6 y me acuesto a las 2 de la madrugada, y no paro en todo el día. Estudio, establezco contactos en las redes de contención del mundo hispano, me reinventé laboralmente, empecé a atender a los pacientes de manera online, comencé a talleres...
Asumí que esto es una oportunidad de crecimiento para reforzar y aprender cosas nuevas, para ordenar la casa... pero también, para ordenarme por dentro. En eso estoy.


¿La salud mental va a ser la segunda pandemia?
-La pandemia no está generando nada, sólo está mostrando cosas: está develando y poniendo nitidez en los problemas de pareja que venían de antes, en los conflictos personales, etc. Evidentemente, hizo subir el volumen de los conflictos internos. Espero que busquen resolver esos conflictos y hacerse cargo de la situación.
De todos modos, esto va a estar absolutamente teñido con el tema económico. Hay gente que no tiene para comer, sobre todo la clase media -que nunca necesitó del Estado- y que hoy va a tener que empezar a hacerlo para volver a funcionar.
Pero la pandemia no es la culpable: solo va a develar la injusticia y las inequidades sociales, los conflictos familiares e individuales. Ella hace que todo sea más nítido y prístino.
-¿Cree que esta situación de convivencia forzada provocará un boom de divorcios, pero también, de parejas separadas que se reencuentren?
-Es tal cual. Hay un montón de parejas que ya han decidido terminar; otras, que esperan el final de la cuarentena para poder ejecutar la separación, y mucha gente que se está reencontrando. Incluso, parejas divorciadas que se empezaron a extrañar y que hoy están redefiniendo sus proyectos.

Hay muchos otros vínculos que se están reafirmando: miles de padres conocieron realmente a sus hijos, ya que antes no sabían qué sentían, cómo eran, qué necesitaban... porque sólo los veían cuando llegaban o se iban de la casa. Hasta en la relaciones de amantes hubo cambios, ya que miles de historias se han terminado pero otras se han logrado mantener aunque, claro está, con mucha dificultad.

La aplicación gratuita que revoluciona el cuidado de los adultos mayores

La aplicación gratuita que revoluciona el cuidado de los adultos mayores

Desarrollada por INECO, la app permite buscar una persona responsable que gestione el cuidado en el domicilio y permitir conseguir trabajo sin intermediarios. Tiene distintas funciones disponibles para efectuar, a través de la geolocalización, un acompañamiento de la labor realizada por el colaborador junto con la persona a cuidar


La nueva herramienta digital desarrollada por INECO ayuda a localizar el cuidador perfecto para el adulto mayor (Shutterstock)
En este contexto anómalo que estamos viviendo como sociedad, uno de los grupos etarios que se ven más afectados por el aislamiento social, preventivo y obligatorio, es el de los adultos mayores. No solo está identificado como una de las poblaciones con mayor riesgo al contraer COVID-19, sino que consecuentemente, es el grupo al que las organizaciones sanitarias recomiendan mayor aislamiento para preservar su salud.

“¿Hay algo más valioso o importante que cuidarse?” suele preguntarse Facundo Manes. “Sí, cuidar al otro”, responde enfático. “Y más si ese cuidado se puede extender en estos tiempos a mucha gente para protegerla y protegerse.”
Las transformaciones tecnológicas han permitido la creación de aplicaciones para prestar servicios como, por ejemplo, de educación, compras a distancia, asistencia al viajero, consultas de tráfico, reserva de alojamientos, entre otras, hoy muy útiles en el contexto que atraviesa la sociedad. Pero hasta ahora, nadie se había ocupado de una manera diferente de la problemática de los adultos mayores, que según informa el INDEC, son casi 7 millones de los habitantes de nuestro país.

Muchos adultos mayores necesitan ser cuidados en sus domicilios por gente de confianza (Shutterstock.com)

Una persona puede sentirse aislada a pesar de estar acompañado y es frecuente que eso ocurra en aquellos adultos mayores que son cuidados por una persona externa a su núcleo cercano que, por más buena predisposición que tenga, puede no contar con la preparación y las herramientas adecuadas. En este sentido, se requiere de la profesionalización del trabajo de cuidador para que, a través de diversas herramientas, logre convertir las limitaciones presentes en oportunidades para potenciar las capacidades remanentes.

Para facilitar ello, nació la app Cuidarlos, una propuesta innovadora para facilitar y mejorar la calidad de vida del adulto mayor y de todo el entorno familiar en el domicilio.
“La idea surgió en el 2013, en la inauguración de un curso para cuidadores informales de adultos mayores de una conocida residencia, en la que pudimos conocer de primera mano cuáles eran las principales preocupaciones de cada uno de los actores en este vínculo”, cuenta Iván Spollansky, uno de los fundadores del proyecto y CEO de Ineco, el instituto liderado por Facundo Manes, quien hace más de 15 años hace vanguardia en investigación, conocimiento e innovación en neurociencias como así también en diagnóstico y tratamiento de pacientes con patologías neurológicas (primera causa de discapacidad en el mundo) en Latinoamérica.
Uno de los propósitos fundamentales de Cuidarlos es que más gente que está transitando por esta etapa pueda dedicar el tiempo al contacto, a relacionarse, al encuentro, más que a la administración y gestión del día a día, logrando que los cuidados no sean una pesada carga tanto para familiares, pacientes como cuidadores. Esto resulta fundamental teniendo en cuenta que el 30% de los mayores de 65 años padecen de alguna discapacidad.

La felicidad de las personas adultas mayores es necesaria para atravesar sus problemas de salud (Shutterstock)

“A pesar de que existen otras aplicaciones abocadas al relacionamiento de personas, no hemos encontrado algo que integre toda la gestión y seguimiento del cuidado en el domicilio”, subraya Spollansky, que detalló que el desarrollo se realizó con una inversión superior a los U$S 700.000. “Nuestra misión es generar un ecosistema que garantice acceder al mejor cuidado de las personas, que brinde oportunidades a quienes tienen vocación de servicio para destacarse sin intermediarios y que seamos un medio para gestionar simple y eficientemente que la vida independiente en los hogares sea una realidad que mejore significativamente la calidad de quienes sean parte.” Sintéticamente, Cuidarlos permite, en esta primera etapa, buscar cuidador, gestionar el cuidado en el domicilio y permitir conseguir trabajo sin intermediarios.
El primer servicio busca que el usuario encuentre al asistente adecuado, al que podrá organizarle las tareas y gestionarle responsabilidades desde su celular. Los pasos a seguir son muy simples y consisten en registrarse, realizar la búsqueda, contactar al cuidador mediante los sistemas de chat y entrevista, coordinar sus horarios tareas o actividades y, por último, gestionar las prestaciones. La aplicación le facilita al familiar o los familiares un tablero inteligente donde atiende todos los sucesos del día las 24 horas los 365 días del año.

El segundo servicio permite a los potenciales cuidadores encontrar una oportunidad de trabajo sin costo y sin intermediarios. Mediante la creación de un perfil en donde se detalla su experiencia y disponibilidad horaria, el programa les otorga acceso a miles de familias. Además, cuentan con la posibilidad de ampliar sus conocimientos y reputación, a través de una formación online, en la que son capacitados sobre el cuidado adecuado de las personas. En este punto hacen especial énfasis en destacar y revalorar el rol del cuidador. “De ellos también debemos ocuparnos y cuidarlos adecuadamente, ya que su contribución está subvaluada y queríamos también poner en valor su destacado rol en la actualidad, y más aún en un futuro muy cercano”, refiere también Spollansky.

La app permite la geolocalización (Shutterstock)

Por último, Cuidarlos puede resultarle útil no solo a los que están en búsqueda de un asistente para sus seres queridos, sino también para aquellos que ya cuentan con un cuidador y quieren que esa experiencia sea tranquila y segura. Tienen distintas funciones disponibles para efectuar a través de la geolocalización un acompañamiento de la labor realizada por el colaborador junto con el adulto mayor. El usuario podrá estar al tanto de los servicios, organizar horarios, actividades, encender alertas o recordatorios para medicaciones y, en el caso que sea necesario, localizarlos geográficamente.

Parte de las premisas de la app, disponible en andorid e ios, es brindar herramientas de auto-gestión remota para familias, cuidadores y pacientes para que toda la experiencia de cuidado en el hogar sea más segura, ágil y de calidad.
“Además de la vocación, resulta clave remarcar la importancia por la adecuada formación, actualización permanente y desarrollo de capacidades específicas para acompañamientos y asistencia por patologías como condiciones indispensables para propiciar un cuidado de calidad, más aún cuando éste se da en un marco no institucionalizado como es el hogar”, señala Julian Bustin, Jefe de la Clínica Gerontopsiquiátrica y Memoria de Ineco y uno de los referentes en los aspectos referidos a la salud mental de los adultos mayores de la región.

Mediante esta herramienta, no es necesario un intermediario (Shutterstock)
En este sentido, un gran desafío que tenemos por delante, es transformar la realidad en la que actualmente viven muchos adultos mayores y poner a disposición los recursos que tengamos a nuestro alcance para convertir el hogar en un lugar de estimulación, protección y confianza. Al respecto, Iván Spollansky asegura: “Al finalizar estos momentos tan complejos, quizás nos quede como aprendizaje la importancia de estar vitales en cualquier etapa de la vida, en equilibrio con nuestro entorno y nuestras capacidades, la necesidad de sentirnos cuidados, protegidos y acompañados, y con la empatía suficiente para entender que nadie debe sentirse aislado cuando está en su propio hogar.

Una cualidad diferencial de la aplicación es que todos los contenidos de formación, actividades y consejos para el cuidado o estar activos están curados por el equipo de especialistas de Fundación Ineco.
De forma ágil, rápida, segura y directa, Cuidarlos brinda un servicio de suma utilidad en un momento de dificultad como el que le toca transitar a la sociedad actualmente. Si bien en una primera instancia podrán identificarse más fácilmente cuidadores de CABA y GBA, próximamente se irá expandiendo a todo el país. El programa incluye protocolos para el resguardo de ambas partes y cursos específicos para el cuidado durante la cuarentena.
“Hoy con la pandemia y el aislamiento obligatorio para adultos mayores en especial, es muy importante estar conectados socialmente, a pesar de la distancia”, destaca Facundo Manes en distintas entrevistas. Este nuevo modo, a través de una aplicación móvil, tiene como finalidad que las familias puedan sentir que quienes cuidan de sus seres queridos lo hagan con el mismo cariño, compromiso y respeto como si lo hicieran ellos mismos

22 de julio de 2020

DIA MUNDIAL DEL CEREBRO

¿Cómo mantener un cerebro saludable durante el aislamiento por COVID-19?

En el Día Mundial del Cerebro, profesionales consultados por Infobae remarcaron la importancia de mantener nuestro principal órgano activo para ganarle a la depresión, miedo y soledad

vingrassia@infobae.com


El cerebro es el órgano más importante que poseemos, por lo que es clave que goce de buena salud (Shutterstock)
Si bien el aislamiento social, preventivo y obligatorio es necesario para controlar la pandemia por COVID-19 desatada en el mundo y que en Argentina tiene en estos días la mayor tasa de contagios y muertos, también puede llevar a descuidar ciertos aspectos fundamentales para la salud cerebral, como la buena alimentación, la actividad física, los controles médicos y la socialización en general.
Actualmente, cientos de millones de personas en todo el mundo sufren de trastornos neurológicos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con alrededor de 6 millones de personas que mueren cada año por accidentes cerebrovasculares (ACV), más de 50 millones con epilepsia y 47,5 millones que padecen demencia, siendo la enfermedad de Alzheimer la causa más común. Datos a tener en cuena hoy, una fecha especial por celebrarse el Día Munidal del Cerebro.
Los trastornos neurológicos son enfermedades del sistema nervioso central, periférico y de los músculos. Entre los trastornos más comunes se encuentran la epilepsia, la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, enfermedades cerebrovasculares, la migraña y otras cefaleas, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson, infecciones neurológicas, tumores cerebrales, entre otras”, explicó a Infobae la doctora Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.

En tiempos de pandemia, es necesario mantener un cerebro activo y lejos de algunos trastornos como el de ansiedad (Shutterstock)

Siguiendo a la profesional, se considera que una persona tiene un cerebro sano cuando es capaz de prestar atención, puede recibir y reconocer la información que le llega del exterior a través de los cinco sentidos, además de tener la capacidad para aprender cosas nuevas y recordar eventos pasados. También son rasgos característicos de un cerebro el tener un buen estado poder comunicarse, resolver problemas y tomar decisiones, así como tener motricidad y ser capaz de controlar y regular las emociones.

La doctora Gabriela Ferretti, Divulgadora Científica de Grupo Medihome (MN 81.108), detalló a Infobae cómo afecta la situación de aislamiento obligatorio a las personas con enfermedades cerebrales. “El aislamiento o distanciamiento físico tiene un impacto negativo para todas las personas, máxime cuando se acompaña de un fuerte cambio de hábitos para la sociedad en general. En muchas ocasiones, las personas que padecen una enfermedad, requieren de aislamiento, por ejemplo, cuando ven menoscabada su inmunidad como es el caso de las neutropenias (disminución de la cantidad de glóbulos blancos). Esta condición de no poseer capacidad de defenderse de los microorganismos los obliga a mantenerse aislados físicamente del resto de las personas.

Esto es habitual que ocurra en pacientes que están realizando quimioterapia u otras enfermedades con compromiso del sistema inmune, pero sólo quien lo padece y su entorno intimo son los únicos afectados por la situación. Esta irrupción en lo cotidiano que transforma la vida misma, no está exenta de angustias y dolores por la pérdida del estado previo de bienestar.

La visibilidad de la problemática del aislamiento producida por amenazas de gérmenes conlleva problemas mentales (Shutterstock)

“En estos tiempos de pandemia, la situación afecta a la comunidad toda, pasa a ser parte de la conciencia colectiva. Esto que ocurre en cada casa, se palpita desde los medios de comunicación, las redes, en las conversaciones con los otros es insoslayable compartir vivencias de los nuevos hábitos que tanto nos impactan. La visibilidad de la problemática del aislamiento producida por amenazas de gérmenes, sin duda transformara nuestra mirada, que antes solamente era privativa de algunas personas con ciertas enfermedades”, agregó la experta, que indicóque las personas con daño en su sistema nervioso, sea cual fuere el tipo y gravedad de la misma, los posiciona en un lugar de mucha vulnerabilidad psíquica, ya que muchos consideran que no cuentan con las herramientas físicas y mentales para enfrentar la amenaza del coronavirus.
¿Cómo inciden las emociones en el estado del cerebro?

Las emociones se tramitan dentro de nuestra cabeza según los circuitos a los que estemos acostumbrados a manejar. Este es un sello que nos es propio. Cada uno procura utilizar el “combustible emocional” que mejor le genera bienestar. Los cambios abruptos impuestos por el entorno generan un impacto negativo en nuestra psiquis y la respuesta adaptativa será diferente en cada uno de nosotros. Todo lo que signifique la perdida de nuestras libertades de obrar como lo era habitualmente conlleva un proceso de adaptación que pondrá a prueba nuestra “caja de herramientas” disponible para superar la situación.

¿Qué estrategias pueden realizarse en casa para la estimulación cerebral en distintos momentos de la vida (temprana edad, avanzada, etc.)?
“La función hace al órgano” versa un antiguo y muy conocido aforismo, el que es un fiel reflejo de la realidad. Nuestro cerebro se nutre de estímulos, los cuales procesa generando nuevas conexiones entre neuronas que enriquecerá nuestro desempeño físico y cognitivo. Cada grupo etario requiere de un estímulo diferente según su estadio vital. Los niños pequeños que están desarrollando su lenguaje necesitan de la interacción oral con otros para construir la función de la comunicación verbal.

Permanente dolor de cabeza. Hay algunas situaciones que debemos saber reconocer a tiempo para actuar con la celeridad necesaria para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado - (Shutterstock)
Las personas mayores, cuyo sistema ya está totalmente organizado, requiere del estímulo múltiple para poder mantener las funciones aprendidas. “Las sendas en el campo que no son transitadas con frecuencia, son invadidas por los pastos y ya no podremos reconocer donde estaban”, dice un viejo dicho que circula entre los paisanos. Lecturas con cotejo de la interpretación y aplicación de lo leído, juegos interactivos, juegos de ingenio son algunas de las actividades de fácil aplicación en casa.
Quienes tienen afectada su función cerebral, requieren de un esfuerzo extra para poder superar estos escollos. La comunicación fluida, el desafío de una habilidad cognitiva nueva: puzles, crucigramas, sopa de letras, juegos de adivinanzas, de memoria entre muchos otros, son la estrategia asequible en estos momentos donde la interacción física se encuentra limitada por la situación.
Debemos entender el distanciamiento social más como un distanciamiento físico puro y no como un distanciamiento emocional. La adherencia a la comunicación remota, virtual o telefónica debería poder ayudarnos a suplir la cercanía física perdida.

Nuestro cerebro se nutre de estímulos, los cuales procesa generando nuevas conexiones entre neuronas que enriquecerá nuestro desempeño físico y cognitivo - (Shutterstock)
¿Cómo actuar en el contexto de pandemia ante un caso de emergencia cerebral? ¿Cuáles son las señales de alerta a las que debemos estar atentos?

Hay algunas situaciones que debemos saber reconocer a tiempo para actuar con la celeridad necesaria para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado. Asimetría en la cara al momento de sonreir, debilidad en un brazo o una pierna, dificultad para hablar o entender de aparición súbita, así como también la perdida súbita del conocimiento o la ocurrencia de una convulsión en una persona que no las padecía previamente, nos tiene que hacer pensar que un evento cerebrovascular puede estar ocurriendo. Sin demoras ni dilaciones, ni búsqueda de explicaciones poco fundadas nos debe movilizar a ponernos en contacto con el servicio de emergencias.
En ocasiones, la irrupción de un síntoma en un allegado o en nosotros mismos, nos puede paralizar y esperar a que el síntoma ceda espontáneamente. En estas épocas de pandemia, se agrega el miedo al contagio en los centros de salud. Debemos tener especial conciencia de la situación y actuar con rapidez.
La intervención oportuna ira en beneficio de los resultados a corto y a largo plazo, preservando la vitalidad de las áreas del cerebro afectada.

¿Cuáles son las enfermedades cerebrales más usuales y cuáles son las menos frecuentes a escala país?
En la Argentina, la carga de enfermedad neurólogica alcanza casi el 11% de todas las enfermedades. Lidera las estadísticas el compromiso cerebrovascular (6%), seguidos por las demencias, epilepsias, meningitis, Esclerosis Múltiple y Parkinson en orden de importancia estadística
.
¿Cuáles son las poblaciones más vulnerables respecto de las enfermedades cerebrales y por qué?
Se reconocen más de 600 enfermedades neurológicas que pueden afectar a todos los grupos etarios. Sin duda la población de personas mayores son las más afectadas y se correlacionan con los factores de riesgo propio del paso de los años así como con la hipertensión arterial, la diabetes, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo.

El alcohol en exceso es perjudicial para el cerebro (Shutterstock)

¿Los problemas respiratorios que causa en COVID-19, ¿tienen que ver con los daños a nivel neurológico?
El COVID-19 ha mostrado tener impacto en nuestro sistema nervioso. Si bien no son totalmente conocidos todos los mecanismos de acción lesiva, si podemos reconocer síntomas banales como dolores de cabeza y la tan conocida perdida del olfato y del gusto que se presentan con esta enfermedad. Por otra parte, este virus puede generar alteraciones en la coagulación de la sangre predisponiendo a la formación de coágulos con mayor número de casos de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.

Asimismo, se han consignado aumento del número de caso de Guillain Barre, una poliradiculoneuropatía de instalación aguda o subaguda que se presenta como pérdida de fuerza de inicio en las piernas que va “ascendiendo” por el cuerpo con distinto grado de debilidad
.
¿Qué mensaje te gustaría dar en el Día Mundial del Cerebro?
El cerebro es un órgano complejo, resiliente y vital para nuestra existencia y el contacto con el mundo exterior. Estas funciones tan especializadas requieren del aporte de nutrientes adecuado, no solo de la alimentación en términos concretos, sino también del aporte de estímulos que le permitan su desarrollo y su alto nivel de elaboración intelectual. Esa fortaleza y nivel de especialización se conjuga con una vulnerabilidad que debe ser atendida en algunos casos con la celeridad necesaria para evitar la perpetuación del daño.
Cuidemos nuestros pensamientos, fomentemos las emociones positivas, aprendamos todos los días algo nuevo, realicemos actividad física, evitemos los hábitos tóxicos y mantengamos nuestro peso corporal, la glucemia y la tensión arterial en cifras normales. Esto nos ayudara a contar con nuestro principal aliado, nuestro cerebro.
La doctora El Haj también compartió algunos consejos útiles que debemos tener en cuenta para prevenir las patologías cardíacas, accidentes cerebrovasculares y el deterioro cognitivo general:
- Controlar la presión arterial: la presión arterial debe mantenerse por debajo de 120/80 mm. Uno de los pilares fundamentales para prevenir la hipertensión es moderar el consumo de sal y alcohol, hacer ejercicio de manera regular, reducir el estrés y dejar de fumar. También es importante beber mucha agua.

El cerebro es un órgano complejo, resiliente y vital para nuestra existencia y el contacto con el mundo exterior - Shutterstock
- Mantener estable los niveles de colesterol: el colesterol debe estar por debajo de los 200mg/dL en sangre. Para lograrlo, se recomienda reducir el consumo de alimentos de origen animal, prescindir de la comida “chatarra”, apostar por los frutos secos, los granos enteros, las frutas y los vegetales, así como también por el pescado y el aceite de oliva.
- Mantener estable la glucemia: la dieta y el ejercicio son dos factores fundamentales para mantener estable la glucosa en sangre. Por ejemplo, es importante consumir alimentos proteicos, desayunar y elevar las cantidades de fibra de la dieta, además de estar bien hidratado.
- Ser físicamente activo: distintas investigaciones han puesto de manifiesto los beneficios del ejercicio para desarrollar la capacidad de resolver conflictos, detectar errores, planificar y poder realizar varias tareas a la vez e, incluso, aumentar el volumen de la estructura cerebral, clave para la memoria.

Para tener un cerebro sano y activo es muy importante dormir bien (Shutterstock)

- Consumir una dieta saludable: la alimentación influye en numerosos aspectos de la salud. La clave para llevar una dieta sana es que sea variada e incluya alimentos de los distintos grupos de la pirámide nutricional. También debe ser equilibrada- comer cantidades moderadas y seguir un horario regular de comidas- e incluir al menos cinco comidas diarias.
- Mantener el peso: el exceso de peso o la obesidad es una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud y el cerebro. Además, se estima que las personas obesas o con sobrepeso tienen un 35 por ciento más de probabilidades de padecer Alzheimer.
- Dejar el tabaco: el humo del tabaco no sólo daña los pulmones y el corazón, también afecta al cerebro. Las personas fumadoras sufren un adelgazamiento de la corteza cerebral, lo cual provoca envejecimiento y disminución de la inteligencia.

Un hombre fuma un cigarrillo. EFE/José Pazos/Archivo
- Seguir aprendiendo y desafiar al cerebro: continuar la educación puede ayudar a reducir el riesgo de declive cerebral y demencia. Asimismo, también es importante hacer actividades que nos obliguen a pensar, ya sea armar un rompecabezas, crear construir algo para la casa o jugar a algún juego de mesa.
- Mantenerse sociable: se ha mostrado que las personas que tienen una vida social activa también tienen cerebros más activos y sanos. En un contexto de aislamiento se recomienda mantener el contacto nuestros afectos a través de videollamadas, redes sociales y otras tecnologías de la comunicación.

16 de julio de 2020

Mayores maltratados

Mayores maltratados, otra alerta en la pandemia

Cinco de cada diez mayores de 60 sufre violencia entre diaria y semanal
Silvia Fesquet
21/06/2020
Clarín.com
«Se me fue la mano con Don Horacio”. Esto habría escrito el hombre a su pareja, antes de escapar y de ser detenido finalmente por la policía, acusado del asesinato de un anciano de 91 años, a quien cuidaba por las noches en su departamento de Palermo. Sospechan que un robo fue el móvil del crimen. Por esas paradojas, la detención se produjo el lunes pasado, 15 de junio, justamente la fecha elegida como Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato de la Vejez. Ampliando el rango, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, en el último año 1 de cada 6 personas mayores de 60 sufrió algún tipo de abuso, aunque se calcula que se denuncia apenas 1 de cada 24 casos: muchas veces quienes padecen el maltrato tienen miedo de comunicarlo a sus familiares o amigos; en muchos otros casos, son los más allegados quienes propinan estos malos tratos. Y analizados 9 estudios de 6 países basados en las notificaciones de malos tratos en instituciones, el 64,2% de trabajadores de esos centros admitió haberlos infligido.
En Argentina, la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de la Nación acaba de dar a conocer, en su informe anual, que el año pasado crecieron un 17% las denuncias por violencia y maltrato a adultos mayores respecto al año anterior. En el 87% de los 985 casos reportados hay un vínculo familiar entre la víctima y el acusado: de ese total, un 47% son hijos o hijas y un 29%, pareja. El 72% de las víctimas tienen entre 60 y 74 años. Casi el 80% son mujeres. El rango de violencia es amplio, y va desde psicológica, presente en el 96% de las denuncias, hasta física (46%), económica patrimonial (39%), social (10%) y sexual (3%). Cinco de cada 10 sufre violencia entre diaria y semanal. Y algo más de la mitad vive con la persona denunciada. ¿Cuál es el perfil de los denunciados? El 71% tiene entre 22 y 59 años, y 7 de cada 10 son varones.
El tema no suele estar en el centro del debate público, aunque lo requeriría: según proyecciones de Naciones Unidas, la población de 60 años para arriba crecerá un 38% entre 2019 y 2030, y pasará de mil a 1.400 millones de almas. Un número nada despreciable como para no ser tenido en cuenta, sobre todo si se considera la prolongación de la etapa productiva y la capacidad y potencialidad de buena parte de ese segmento. Es aquí donde talla otra arista del problema. Gerontóloga, ex presidenta de la Red Internacional contra el Abuso y Maltrato en la Vejez, Lía Daichman declaró días pasados a Télam: “La discriminación a los mayores pasó de latente a presente por la pandemia. Siempre hubo un prejuicio sobre que las personas mayores no sirven, no son productivas, son una carga para la sociedad y no son capaces de hacer nada por sí solas, lo cual es completamente falso. Y a partir de la pandemia se hizo presente ese viejismo en el discurso pero también en las medidas que se tomaron”, y enumera desde las estrictísimas prohibiciones iniciales para gente de 65 ó 70 años perfectamente autónoma, hasta la actitud censora de muchos hijos e hijas pasando por el lenguaje ‘abusivo’ de llamar “abuelitos o abuelitas” a todas las personas mayores.
Con el coronavirus al acecho, las alarmas se activan en varios sentidos, como crecimiento exponencial de los prejuicios y riesgos incrementados de violencia disparados por el aislamiento y todas sus circunstancias. Mientras tanto, no pierde vigencia lo que escribió Simone de Beauvoir medio siglo atrás en “La vejez”: “El joven teme esa máquina que va a atraparlo, trata a veces de defenderse a pedradas; el viejo, el rechazado por ella, agotado, desnudo, no tiene más que ojos para llorar. Entre los dos la máquina gira, trituradora de hombres que se dejan triturar porque no imaginan siquiera que puedan escapar. Cuando se ha comprendido lo que es la condición de los viejos no es posible conformarse con reclamar ‘una política de la vejez’ más generosa, un aumento de las pensiones, alojamientos sanos, ocios organizados.Todo el sistema es lo que está en juego y la reivindicación no puede sino ser radical: cambiar la vida”.
https://www.clarin.com/opinion/mayores-maltratados-alerta-pandemia_0_7cw7khtxR.html

8 de julio de 2020

Solo por tener 90 años no significa que esté lista para morir

Salas

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2 h Compartido con: Público
Solo por tener 90 años no significa que esté lista para morir o que sea prescindible . Mientras aún disfrute de la vida, nadie tiene derecho a decirme que soy descartable.
Por Varda Yoran ( Escultora israelí-estadounidense. Nació en China, vivió en Israel y actualmente en los Estados Unidos)
Llevo un cuarto de siglo siendo anciana y sigo esculpiendo, leyendo y escribiendo. Hablo cinco idiomas y utilizo el correo electrónico y WhatsApp para comunicarme con mis familiares y amigos de Finlandia, China, Noruega, Inglaterra, Israel, Rusia, Tailandia y Estados Unidos. Dirijo una fundación que yo misma creé para ayudar a ancianos con problemas de movilidad. Asisto a distintas clases y organizo un club de filosofía por Zoom donde hablamos de ética, de perdón, de rabia, de creatividad y de muchos otros temas.
Es evidente que mi rutina ha cambiado. El coronavirus lo ha cerrado todo de golpe. A mis 90 años, he vivido muchos momentos históricos, pero nunca uno como este. Mi hija tenía miedo de que en la ciudad yo estuviera mucho más expuesta, además de que en esta situación no podría recibir tantos cuidados. Así pues, dejé Brooklyn y ahora vivo con ella, con mi yerno y con mi nieto adolescente, confinada y segura, en las montañas de Peekskill (Nueva York, EEUU). Si salgo de casa, con mascarilla y con guantes, es para ir al laboratorio más cercano a hacerme unos análisis de sangre rutinarios.
Nadie sabe adónde nos llevará lo que queda por venir, pero lo que he visto hasta ahora es que la crisis hace brotar lo mejor de la gente buena y lo peor de la gente mala. Hace falta colaboración y empatía a gran escala para enderezar el rumbo del mundo.
Algunas personas piensan que si me lleva el coronavirus, al menos ya habré vivido una vida plena. Y sí, he vivido una vida plena.
Nací en China en el seno de una familia judía exiliada de Rusia tras la I Guerra Mundial en busca de refugio del antisemitismo, de las hambrunas y de los pogromos. Pasé los primeros 20 años de mi vida en China y sobreviví a la ocupación japonesa de mi ciudad, Tianjin, durante la II Guerra Mundial. Pasé los siguientes 30 años en Israel. Di clases de hebreo a niños judíos inmigrantes, pertenecí al Ejército del Aire y trabajé de artista gráfica. Me casé y tuve dos hijas. Finalmente, el trabajo de mi marido nos llevó a Estados Unidos en 1979. Yo tenía 50 años y no tenía ni idea de que estaba a punto de empezar un periodo de mi vida en el que florecería como artista.
Entre los 60 y los 70 años creé cinco esculturas grandes de exterior para instituciones como la Universidad de Tel-Aviv y la Casa de Combatientes del Ghetto, un museo fundado por los supervivientes del Holocausto. Con 70 años, empecé a encontrar mi voz como escritora y colaboré en la escritura de The Defiant, las memorias de mi marido como partisano en Europa del Este contra los nazis. Con 82 años, creé una organización sin ánimo de lucro, la Rose Art Foundation, que ya ha donado 800 sillas reclinables geriátricas para ancianos con movilidad reducida en centros de Estados Unidos. Incluso ahora, durante la pandemia de coronavirus, recibo solicitudes de pacientes cuya calidad de vida ha mejorado gracias a estas donaciones. El año pasado, con 89 años, publiqué mi segundo libro. Y aún me quedan muchas cosas por hacer.
No soy prescindible y me entristece que mucha gente piense que la edad es un criterio para decidir si merece la pena salvar una vida humana o no. Te aseguro que tanto yo como mis seres queridos deseamos que me queden muchos años de vida. Quiero asistir a la graduación de mi nieto en el instituto y ver qué universidad escoge. Quiero ver cómo mi nieto mayor, que ya está casado, se convierte en padre. Quiero seguir viviendo feliz. Ya no puedo hacer tantos viajes como antaño, pero me gustaría volver a visitar Israel. Solo porque tenga 90 años no significa que no me queden cosas por aprender y destrezas que perfeccionar.
“No soy prescindible y me entristece que mucha gente piense que la edad es un criterio para decidir si merece la pena salvar una vida humana o no”
Tengo más limitaciones físicas y dolencias de las que me gusta admitir, pero eso no me va a detener. Estoy desarrollándome como artista. En septiembre empecé un curso de tres meses en el Brooklyn Clay Studio para aprender a vidriar cerámica en el horno. En febrero, antes de que se decretara el distanciamiento social, busqué un nuevo enfoque artístico, visité Urban Glass en Brooklyn y encontré a un maestro para enseñarme una técnica. Mi hermana gemela falleció hace 15 años, de modo que cuando acabe la cuarentena, espero terminar una escultura que represente nuestra relación.
*Nuestras vidas, nuestros sueños y nuestra productividad no se acaban cuando cumplimos 65 años, una edad a la que la sociedad ya decide que eres “suficientemente mayor”. Las personas mayores podemos ser productivas y hacer contribuciones al mundo con la perspectiva de la edad y la experiencia. *No habría que fijar un límite a partir del cual la vida de una persona ya no tiene valor*.
Tengo 90 años y estoy deseando que acabe la cuarentena. Mientras sea creativa, mientras siga rodeada por el amor de mis familiares y mis amigos y mientras aún disfrute de la vida, nadie tiene el derecho a decirme que soy prescindible.