26 de mayo de 2020

Salud mental y cuarentena

Cómo preservar la salud mental de los adultos mayores durante la cuarentena

Facebook, Instagram, INECO, Infobae y UNICEF se unieron en la campaña #EnCasaconSalud para favorecer el bienestar emocional de las personas durante este período de aislamiento social. En la anteúltima entrega, consejos para adultos mayores, cuidadores y sus familias para pasar la cuarentena con tranquilidad
Especialmente aquellos en aislamiento y con deterioro cognitivo o demencia, pueden volverse más ansiosos, enojados, estresados, agitados, retraídos o demasiado sospechosos durante el brote (Shutterstock)
Los adultos mayores son particularmente vulnerables a COVID-19 debido a sus fuentes de información limitadas, sistemas inmunes más débiles y la mayor tasa de mortalidad de COVID-19 que se encuentra en la población de mayor edad. Por eso, prestar atención específica a los grupos de alto riesgo, es decir, personas mayores que viven solas o sin parientes cercanos; que tienen un bajo nivel socioeconómico y o condiciones de salud criticas como deterioro cognitivo, demencia u otras condiciones de salud mental, es fundamental.

Especialmente aquellos en aislamiento y con deterioro cognitivo o demencia, pueden volverse más ansiosos, enojados, estresados, agitados, retraídos o demasiado sospechosos durante el brote. Dentro de las principales medidas de apoyo, los especialistas recomiendan brindar apoyo emocional a través de redes informales (familias) y profesionales de la salud mental, compartir datos simples sobre lo que está sucediendo o brindar información clara sobre cómo reducir el riesgo de infección en palabras que las personas mayores con o sin deterioro cognitivo puedan entender.

Con el objetivo de brindar soporte y herramientas para afrontar la situación actual de aislamiento social que viven los argentinos y, así, fortalecer la capacidad de resiliencia de las personas, Infobae, Facebook, Instagram, Fundación INECO y UNICEF se unieron para presentar la campaña #EnCasaconSalud, una iniciativa para promover el bienestar emocional durante la cuarentena que afecta a millones de personas por la pandemia del COVID-19.

Según el doctor Fernando Torrente, director del Instituto de Neurociencias y Políticas Públicas de Fundación INECO, “la salud mental se ha convertido en una variable fundamental de este escenario impensado. El temor a la enfermedad y sus consecuencias, y las medidas de aislamiento impactan en nuestra salud emocional de manera creciente. Al mismo tiempo, la salud emocional es clave para sostener nuestros cuidados generales, tomar decisiones adecuadas y llevar adelante nuestras vidas en un contexto adverso prolongado”.
Cuidar a los demás nos ayuda a regular nuestras propias emociones y a ganar una sensación de control (Shutterstock)
Cuidar a los demás nos ayuda a regular nuestras propias emociones y a ganar una sensación de control (Shutterstock)
“Necesitamos trabajar juntos para proteger a las personas mayores del virus”, dijo el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una conferencia de prensa, mientras discutía la necesidad de que las personas mayores se retiren de la vida pública. “Las personas mayores llevan la sabiduría colectiva de nuestras sociedades”
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Los ancianos representan la gran mayoría de las muertes por coronavirus, en particular los mayores de 85 años o aquellos con afecciones subyacentes (que se aplica a aproximadamente cuatro de cada cinco ancianos). Si bien el aislamiento físico puede proteger a nuestros adultos mayores del virus altamente contagioso que asola el mundo, los expone a otro desafío menos comprendido: la soledad.
El aislamiento social y la soledad no siempre van de la mano. La soledad, a diferencia del aislamiento social, es un sentimiento subjetivo. Según Lisbeth Nielsen, directora de la división de investigación conductual y social del Instituto Nacional del Envejecimiento de los Estados Unidos (NIA, por sus siglas en inglés), la soledad es la “sensación de sufrimiento por estar desconectado de otras personas, que es diferente al aislamiento social que simplemente no es estar cerca de otras personas o no tener conexiones cercanas”.

Sin embargo, el aislamiento social podría generar sentimientos de soledad. Los estudios observacionales y correlacionales han relacionado los sentimientos persistentes de aislamiento social y soledad con un mayor riesgo de desarrollar ciertas condiciones de salud mental y física como enfermedades cardíacas, presión arterial alta, ansiedad, depresión e incluso la muerte prematura.

“Uno de los desafíos más importantes durante el aislamiento social preventivo y obligatorio es preservar la salud mental de toda la población. Este desafío es inclusive más complejo en los adultos mayores porque saben que el aislamiento social preventivo y obligatorio va a ser más prolongado para ellos. Durante esta etapa, uno de los grandes motores de sus vidas es aprovechar cada día al máximo y pueden llegar a sentir que en este contexto tan particular no lo pueden lograr. Por lo tanto, una de las claves para preservar la salud mental de los adultos mayores es mantener la identidad personal y su rol en la familia y la sociedad. Todos somos parte de que puedan lograr ese objetivo”, aseveró en diálogo con este medio Julián Bustín, jefe de la Clínica de Gerontopsiquiatría y Memoria de INECO.
“Existen una serie de estrategias para el afrontamiento positivo del estrés que son importantes sumar para aumentar el nivel de bienestar de los adultos mayores
“Existen una serie de estrategias para el afrontamiento positivo del estrés que son importantes sumar para aumentar el nivel de bienestar de los adultos mayores" (Shutterstock)
Para el experto, el concepto fundamental para los adultos mayores, sus familiares y cuidadores es que el distanciamiento social y preventivo del que tanto se habla es un distanciamiento físico, que de ninguna manera debe confundirse con un distanciamiento de los afectos o de las actividades o proyectos personales.

Algunos consejos prácticos para no descuidar estos aspectos son: mantener el contacto social con familiares, amigos y vecinos de manera virtual o telefónica; mantener activa la mente y realizar tareas placenteras (leer, escuchar música, cocinar, aprender algo nuevo); mantener una buena rutina de cuidado personal (actividad física, dieta saludable, descanso adecuado, aseo personal, continuar los tratamientos médicos); mantener la conexión con los propios sentimientos y compartirlos con los seres queridos; y solicitar y aceptar ayuda tanto emocional como logística.
En Italia, los funcionarios locales se preocupan por el estado psicológico de las personas mayores confinadas en sus hogares. La ciudad de San Casciano en Val di Pesa lanzó una iniciativa llamada “Ciao Nonna, come stai?” o “Hola abuela, ¿cómo estás?” instando a todos los jóvenes a llamar a parientes mayores, o incluso a personas mayores que no conocen.

Si bien muchos ciudadanos mayores carecen de las habilidades necesarias para mantenerse conectados a través de la tecnología, las ofertas como estas son un salvavidas. Con nuevos conocimientos técnicos, algunas personas mayores en cuarentena llevan vidas más activas socialmente que antes.

“¿Por qué creo que la generación del milenio es la clave? Porque son los expertos en las reuniones sociales". La doctora Deborah Birx, coordinadora de la Casa Blanca para la respuesta al coronavirus, dijo en una súplica a los estadounidenses más jóvenes. “Y creo que siempre hemos escuchado sobre la generación más grande: ahora es nuestro deber protegerlos. Y creo que los millennials pueden ayudarnos enormemente”.
“Existen una serie de estrategias para el afrontamiento positivo del estrés que son importantes sumar para aumentar el nivel de bienestar de los adultos mayores. El bienestar sirve como un amortiguador para enfrentar los efectos del estrés sobre nuestra vida. Esto impacta directamente sobre nuestro cerebro, activando los circuitos de recompensa naturales. Áreas subcorticales como el ‘nucleus accumbens’ liberan un neurotrasmisor llamado dopamina que nos hace sentir bien”, sostuvo en diálogo con Infobae Teresa Torralva, doctora en neurociencias y presidenta de la Fundación INECO.

Algunas de estas estrategias incluyen: la reevaluación positiva (pensar en los aspectos positivos), la organización de una rutina saludable (incluyendo entrenamiento físico, trabajo o estudio, ocio, alimentación adecuada y vida social), el entrenamiento en emociones positivas (optimismo, tolerancia, gratitud, generosidad, optimismo, etc.), y la adaptación a las nuevas metas (ser flexible)
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 “La espiritualidad es considerada un factor protector de la salud. Estudios de investigación han demostrado que que creer en algo superior tiene efectos beneficiales para la salud. El sentido existencial que brindan las religiones sea cual fuere contribuye fuertemente a un mejor ajuste emocional”, añadió la experta.

Consejos para adultos mayores, cuidadores y sus familias para pasar por el aislamiento social con tranquilidad:
No poder salir de la casa puede no ser lo mejor, pero estar aislado no significa estar abandonado (Shutterstock)
No poder salir de la casa puede no ser lo mejor, pero estar aislado no significa estar abandonado (Shutterstock)
1. Si es una persona mayor

No poder salir de la casa puede no ser lo mejor, pero estar aislado no significa estar abandonado. El contacto social es importante, pero por un tiempo tendrá que hacerse virtualmente. ¿Qué tal hacer cosas que ocupen su mente como trabajos manuales, jardinería, lectura, música o una nueva receta?
2. Recuerde el cuidado físico

Tome su medicamento exactamente como se lo recetó su médico, ni más ni menos. Asegúrese de comer, beber agua y descansar. Manténgase activo, ejercite su cuerpo, realizando actividades como estirarse, bailar, cuidar del hogar y seguir las pautas de higiene y cuidado personal.
3. Cuidado emocional

Escriba sobre lo que siente o para las personas que ama, mire programas que le hacen bien, conéctese con su espiritualidad, acepte ayuda con las compras u otras tareas que necesite, aproveche la oportunidad de aprender sobre la tecnología y utilizarla para su ventaja y recuerde que el mundo ha superado otras pandemias antes.

4. Si tienes una persona mayor en la familia

Esté presente diariamente a través de llamadas por vídeo o teléfono, para que las personas mayores no se sientan emocionalmente aisladas, además de hacer un monitoreo de su autocuidado, el uso correcto de medicamentos, alimentación, hidratación y sueño, necesidad de ayuda con compras u otras tareas y su estado emocional.
5. Cuidados especiales de las personas mayores:

Ten cuidado de no infantilizarlo, enséñele a usar la tecnología de manera segura, sea paciente y respetuoso, ayúdelo a establecer una rutina, explique claramente lo que necesita hacer para protegerse, esté atento con el empeoramiento de la demencia o la depresión y no imponga reglas, busquen alternativas juntos.

6. Recomendaciones para familiares o cuidadores de pacientes con deterioro cognitivo, enfermedad de Alzheimer u otras demencias en épocas de coronavirus
Los problemas de memoria pueden dificultar la realización de medidas de higiene por parte de las personas con deterioro cognitivo. Utilice recordatorios (verbales o escritos) frecuentes para las mismas. Los controles médicos no esenciales o de rutina pueden sufrir cancelaciones. Consulte con su médico la manera de poder disponer de recetas para un mayor número de días a fin de disminuir los viajes a la farmacia. Refuerce medidas de higiene en el hogar y específicamente de objetos y pertenencias de las personas con deterioro cognitivo. Los cambios bruscos en la conducta o cognición, pueden ser signo de una infección: Ante la aparición brusca de confusión, comuníquese con su médico o el servicio de emergencias.
#EnCasaconSalud


11 de mayo de 2020

Solos no vamos a ningún lado

Dévora Kestel, jefa de Salud Mental de la OMS

“Solos no vamos a ningún lado”

Psicóloga argentina, señala la necesidad de ser solidarios y responsables a medida que se flexibilice el aislamiento.
Dévora Kestel, es la primera mujer en su cargo en la OMS.Dévora Kestel, es la primera mujer en su cargo en la OMS.Dévora Kestel, es la primera mujer en su cargo en la OMS.Dévora Kestel, es la primera mujer en su cargo en la OMS.Dévora Kestel, es la primera mujer en su cargo en la OMS.
Dévora Kestel, es la primera mujer en su cargo en la OMS. 

“Si no aprovechamos estas nuevas libertades de manera inteligente, los pasos hacia adelante para combatir al patógeno habrán sido en vano y los gobiernos nos volverán a pedir que nos quedemos adentro de nuestras casas. Confío en que las poblaciones se han vuelto más responsables, que han aprendido de las lecciones que el virus ha dejado”, señala Dévora Kestel. Con “nuevas libertades”, esta psicóloga (UNLP) y magíster en Salud Pública (Universidad de Londres) se refiere a las flexibilizaciones (salidas de una hora, vueltas a la manzana con los niños) que incorporan los Estados a medida que la pandemia avanza hacia otra fase. Kestel es la primera mujer en la historia a cargo del departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud y, desde hace un cuarto de siglo, concentra sus esfuerzos en el diseño de políticas sanitarias a escala global. En este diálogo, reflexiona sobre el modo en que el aislamiento afecta los vínculos con los seres queridos y promueve el robustecimiento de las relaciones vecinales y comunitarias como estrategia positiva para combatir el encierro en tiempos de híper-individualismo.

-¿De qué manera el aislamiento afecta los vínculos y las emociones?

-El mundo vive un momento de excepción, de esos que no se repitieron muchas veces en la historia. Quedan poquitos sobrevivientes a la Gripe española, la anterior epidemia de dimensiones globales en 1918. Nos afecta tanto no poder relacionarnos de la manera en que acostumbramos a hacerlo que buscamos los modos para sobrellevar la cuarentena. Al mismo tiempo estoy convencida de que el ser humano se adapta con mucha facilidad a los contextos que se le presentan. La pandemia, en este sentido, es un fenómeno tan fuerte que indefectiblemente nos transformará, tanto desde lo individual como desde lo colectivo.

-¿Las relaciones virtuales, a través de redes sociales, reemplazan a las presenciales?

-Por supuesto que no. Sin embargo, el desafío es tan claro y los miedos son tan patentes que debemos suspender las relaciones en presencia. Pensar en las consecuencias de desobedecer el aislamiento quizás pueda servir para comprender que, en definitiva, ese abrazo que hoy no se puede dar se brindará en otra oportunidad, en un tiempo cercano. Afortunadamente, nuestra sociedad está mediatizada a través de redes sociales. No es igual saludar a alguien querido por un cumpleaños mediante una videollamada que hacerlo con un abrazo y un beso, pero al menos existe esa chance y no estamos incomunicados.

-Además, no todas las personas experimentan de la misma manera el confinamiento.

-Es que no es lo mismo alguien que vive hacinado en un ambiente con una familia de diez personas, respecto de alguien que habita una casa junto a su pareja en un departamento de cuatro ambientes. Algunos transcurrirán el confinamiento con más o menos facilidad, sufrimiento y angustia que otros. Existen muchas heterogeneidades, tantas como personas; no obstante creo en un aspecto común e inherente a los seres humanos que tiene que ver con esa capacidad de sobrellevar situaciones adversas.

-¿Qué ocurre con la gente que no puede adaptarse a esta nueva realidad? ¿Qué sucede con las personas que enfrentan problemas de salud mental?

-Esa gente sufre más. Desde que comenzó la pandemia, en la OMS venimos conversando con colegas que han prestado auxilio y trabajado en otras experiencias fuertes. En las crisis humanitarias, las guerras o las catástrofes de cualquier tipo también se advierten situaciones de emergencia con las que es difícil lidiar. En la actualidad, las personas que ya arrastraban problemas de salud mental incrementan sus angustias, sufrimientos, preocupaciones, ansiedades y estrés. Con el coronavirus los miedos emergen. El miedo a enfermarse, a que le ocurra a un ser querido, a proteger a nuestros familiares que están en una condición mayor de riesgo. Frente a ello, habrá quienes superarán este desafío más fácilmente y quienes no lo harán, que requerirán de la ayuda de los profesionales de la salud mental, así como también de gente del propio entorno

-¿A qué se refiere con gente del entorno?

-Una de las iniciativas que promovemos desde hace mucho tiempo refiere al tema de la salud mental en la comunidad. Abordar el problema más allá de las instituciones tradicionales. Si consideramos que, en base a estudios previos, en contextos de emergencia una de cada cinco personas podrá afrontar algún trastorno relacionado con la salud mental; podríamos pensar que en este momento, entonces, los números podrían ser muy importantes. Por este motivo creemos que la salud mental no puede quedar solo en manos de los profesionales, hay que desarrollar capacidades en otros sectores: en las escuelas, los trabajos, las comunidades. Los vecinos tienen que jugar un rol muy importante en la creación de redes de contención en escenarios como el que nos toca. Hay personas que viven solas y no tienen con quien hablar.

-De hecho, en Argentina, estudiantes de universidades públicas participan de programas voluntarios para llamar telefónicamente a personas que viven solas…

-Ese es el punto, en muchos casos no hace falta estudiar cinco o diez años para aliviar la salud mental de una persona que atraviesa el confinamiento en soledad. No hace falta que todas sean intervenciones del más alto nivel psiquiátrico o psicológico. Prestarle la oreja a otro ser humano es tan básico como imprescindible. En el mundo se han montado sitios específicos de acompañamiento terapéutico para ancianos que no tienen familias ni nadie con quien relacionarse de manera directa. Por ejemplo, a los ancianos que viven en geriátricos o sitios de reposo se les transformó la vida en un 100%. Supongamos que, por efecto de la pandemia, los familiares no pueden acceder a verlos. El paisaje se complica mucho más si a eso le sumamos que, a medida que se incrementa la edad, también lo hacen las chances de demencia. La gran mayoría de nuestros viejos no deben saber qué es lo que pasa, solo saben que sus seres queridos ya no van a saludarlos semanalmente como hacían siempre. El apoyo psicosocial es central para todos los programas que se impulsan desde Naciones Unidas.

-¿Qué es el apoyo psicosocial?

-Nos toca ser creativos con lo que tenemos a mano. La videollamada para quien disponga de la tecnología, la llamada normal para quien tenga la línea fija, el vecino para quien no tenga tecnologías de ninguna clase. Todas las noches me pregunto por qué tienen tanto éxito esos momentos en que las comunidades agradecen al personal de salud, o bien, por qué se reciben tan bien esos pequeños shows que se montan desde los propios balcones. Desde mi perspectiva, las personas buscan nuevos modos de conectarse. Una de las pocas vías de las que hoy disponemos para no quedar tan aislados. Se generan espacios positivos de comunicación, sitios relajados, actividades que hacen bien. Es la comunidad que se pone a hablar un poco entre sí, que se expresa como puede. En la región europea de la OMS ya se publicaron guías para que las poblaciones vayan incorporando cómo será salir de los aislamientos. Las cuarentenas comienzan a flexibilizarse en todo el mundo.

-Las personas vuelven a reconstruir sus rutinas aunque con reparos que en el pasado nadie se atrevía a imaginar.

-Del mismo modo comienza a suceder en muchas partes. En España los niños tienen permiso para salir un rato y resulta impresionante ver esas imágenes: los seres humanos extrañan tomar aire, cruzarse con otros, ver el cielo. Ahora bien, la situación se pone sutil, ya que si no aprovechamos estas nuevas libertades de manera inteligente los pasos hacia adelante para combatir al patógeno habrán sido en vano y los gobiernos nos volverán a pedir que nos quedemos adentro de nuestras casas. Confío en que las poblaciones se han vuelto más responsables, que han aprendido de las lecciones que el virus ha dejado.

-Los jefes de Estado les piden a sus ciudadanos que sean responsables. ¿Es posible?

-La ciudadanía debe ser responsable y está en condiciones de hacerlo. En este punto tiene mucho que ver la información que reciba cada sociedad. En la actualidad, de seguro, podemos actuar mejor que como lo hicimos al comienzo de la pandemia porque sabemos más, podemos estar más atentos a muchas cosas que en el principio desconocíamos. El tema de la responsabilidad individual respecto de la salud pública es muy sensible. Existen asuntos súper consolidados como la importancia de vacunarse y, sin embargo, de vez en cuando emergen los grupos antivacunas. Frente al Covid-19, la responsabilidad corresponde al individuo, a la comunidad, a la sociedad y al Estado. Un poco a cada actor.

-¿Cómo afecta el encierro en los casos de consumo problemático de sustancias? Usted también está a cargo de este tema en la OMS.

-Es un problema muy grave el encierro. Se incrementa el consumo de alcohol y de sustancias, aumenta la violencia doméstica contra los niños y las mujeres. La ciudadanía debe disponer de mecanismos que contribuyan a resolver estos conflictos. Me refiero a cuestiones básicas del tipo: “Si escucho algo en el departamento de al lado, si alguien está recibiendo una golpiza o teniendo una discusión muy fuerte, ¿cómo debo actuar? ¿A quién recurrir?” Se puede empezar por hilvanar primeras respuestas para luego pasar a constituir redes de contención más fuertes. Hay que restablecer las relaciones con los vecinos, con los territorios, con las comunidades a pequeña y mediana escala. Ser solidarios.

-¿De qué manera ser solidarios en sociedades que fomentan el individualismo?

-Es muy difícil, es cierto. Pero, por otro lado, prestemos atención al fenómeno de las redes sociales. Representan, de alguna manera, comunidades virtuales más extensas que la barrial o vecinal pero son comunidades al fin. Creo que desde la política, lo social, desde el arte y los medios es central bajar con un mensaje unívoco que comunique, sencillamente, que solos no vamos a ningún lado.